ISMA - Instituto Superior Marista A-730
Informe al Capítulo: “Ha sido interés del Consejo general el potenciar
el sentido de pertenencia a un Instituto internacional, así como
aprovechar las posibilidades que esa realidad nos ofrece. La Comisión
de Misión, desde el convencimiento de que la internacionalidad es
una riqueza que debe ser aprovechada, ha potenciado el trabajo en
red a nivel continental… Podemos citar como ejemplos del trabajo en
red en el área de la Misión, superando los límites geográficos de las
Unidades administrativas, la consolidación de una Red internacional
de Instituciones Maristas que trabajan en la Educación superior, así
como la producción de un documento sobre su identidad y misión,
y la oferta en común de un Postgrado sobre Misión y Espiritualidad
Maristas a través de Internet para todo el mundo marista con el
apoyo de las Universidades maristas de Brasil…; la creación de un
equipo internacional para acompañar la Pastoral Juvenil Marista en las
Américas; la constitución de un Equipo internacional para elaborar un
documento orientador sobre la Pastoral Juvenil Marista para todo el
Instituto, etc.”39.
Como ven, las IES maristas fueron citadas en el Informe del Consejo
general anterior, lo cual creo que es un signo de su creciente
implicación en la vida del Instituto a nivel internacional. Por ello,
quiero aprovechar la ocasión para agradecerles su apertura y deseo
de colaborar, así como su voluntad de contribuir a la vida del Instituto.
Fruto del caminar de todos estos últimos años, en que nuestra
internacionalidad se ha vivido de una manera más intensa, los
miembros del XXI Capítulo general reconocían una llamada a
ser “hermanos universales, abiertos y disponibles para acoger la
diversidad de nuestro Instituto. Interpelados para ir más allá de
nuestras fronteras, dejándonos evangelizar por el otro”40. Y “como
hermanos y laicos maristas que vivimos en el mundo globalizado de
hoy, estamos llamados a tener un horizonte internacional en nuestras
mentes y corazones”41.
Yo mismo les decía a los hermanos capitulares antes de que regresaran
a sus casas: “Creo que hemos vivido como nunca este factor de la
internacionalidad de manera abierta y profunda. Creo que es el gesto
profético de que otra globalización es posible. Nos llevamos… esta
tarea de la internacionalidad a nuestra casa. La pregunta es si estoy
dispuesto a pagar el precio para que nuestro Instituto sea cada día más
global, más solidario internamente, con una mayor interacción entre
todos.”42 ¿Están también las IES dispuestas a pagar ese precio?
A mí me parece que, en este campo, hay al menos dos aspectos en los
cuales las IES maristas debieran continuar trabajando: en primer lugar,
su oferta de servicios al Instituto (sobre lo cual ya hablé anteriormente,
al hacer referencia al Postgrado en Misión y Espiritualidad Maristas, o
a través de muchas de las sugerencias incluidas en los cuatro puntos
anteriores), y, segundo, su propia manera de organizarse, como Red
internacional, para colaborar y trabajar juntas.
Es cierto que esa Red incluye Instituciones muy diversas. No todas
hablan el mismo lenguaje ni tienen los mismos recursos. Creo que la
Red debiera dejar de ser simplemente una asociación de encuentro y
de compartir fraterno, para crear, a partir de lo que ya tenemos, una
estructura que permita afirmar, apoyar y transformar efectivamente la
misión educativa en este nivel educativo, a partir de nuestra fidelidad
a la herencia de Champagnat.
Creo que no debemos dejar pasar esta hora y la posibilidad que tenemos
de crear una Red más coherente y efectiva. No les invito a crear una
superestructura pesada que controle y que paralice, que exija grandes
recursos, pero entre esto y que todo dependa de la buena voluntad de
algunas personas, probablemente hay algún camino intermedio que,
estoy seguro, ustedes sabrán encontrar.
Conclusión
Aula Magna Nº 14
Sabemos bien que ninguna de nuestras Instituciones es inmune a la
tentación del elitismo, del crecimiento insostenible, de aparentar lo
que no somos, de contentarnos con una excelencia de tipo empresarial.
Por ello, estamos llamados a una constante revisión de nuestro ser y
actuar, a la luz de la misión que nos ha convocado. Esto implica, me
parece, que debemos estar más intencionalmente conscientes de
esa misión, al menos con la misma intensidad con la que atendemos
a la calidad académica y a los recursos financieros para la obra. La
excelencia evangélica es la que nos debe distinguir, y para continuar
trabajando en ella me he atrevido a compartir con ustedes algunos de
mis sueños.
Empecé citando a Shakespeare: “Somos del mismo material del que
se tejen nuestros sueños”. Quisiera terminar trayendo las palabras del
gran Albert Schweitzer, quien quizás pudiera ser un buen modelo para
quienes trabajan en el mundo de la educación terciaria, tanto por la
calidad de su investigación y de su práctica, como por la coherencia
de su vida:
“Cuando era joven oía conversaciones entre los adultos que me
llenaban de tristeza. Reconocían aquel idealismo y entusiasmo de
juventud como un bien precioso que no tuvieron más remedio que
dejar atrás. Temí que también yo, algún día, miraría hacia mi pasado
con esa misma carga de añoranza. Y me hice el firme propósito de
no someterme a la trágica necesidad de convertirme en un hombre
razonable. Desde entonces he intentado orientar mi vida guiado por
ese voto que, surgió así en un arranque de juventud.
Los adultos se esfuerzan en hacer ver a los jóvenes que aquello que
aman y desean no son más que ilusiones. Pero yo he entendido que
hay otra manera de salir en ayuda de los jóvenes en su inexperiencia.
Es cuestión de animarlos a fortalecer y a desarrollar aquellas ideas