Revista Aula Magna Revista Aula Magna 18 | Page 24

ISMA - Instituto Superior Marista A-730 Aula Magna Nº 18 Nos hemos reunido para celebrar. Y no es para menos. Son cien años de siembra. De vidas entregadas hasta el cansancio, pero con alegría en el surco. Hoy damos gracias y festejamos por eso. Surgen en la mente anécdotas que a la larga nos hacen sonreír, nuestras “maldades”, y travesuras y los nombres de nuestros viejos maestros, los Hnos. Sixto, Vital, Agricio, las famosas clases de francés del Hno Sulpicio, los coscorrones de Valero, el Hno Adrián a quien soto voce todos llamaban“fosas”, Umberto, Moisés, Andrés, Fabriciano titular de los 5º años de tantas camadas, Patricio, Basilio, siempre pidiendo favores a algún exalumno, Ángel Diez con el rugby y el Ateneo,Primo con su silla de ruedas en contra mano por plena avenida Santa Fe, Javier (nuestro querido Narciso) con su servicio callado de sacristán y su memoria prodigiosa: vos sos el nieto de y surgía claro el nombre y apellido del abuelo y de los hermanos del abuelo. También agradecemos tanto personal de limpieza, como de maestranza, que desde una tarea silenciosa, tantas veces ignorada, hacen que el edificio del Colegio siga en pie hasta hoy. Párrafo aparte merecen todos los laicos que han colaborado tímidamente en el comienzo, los profesores de inglés, educación física, música y por fin los maestros desde Eduardo Peroni, hasta la primera Maestra Susana Cueva de Arroyo. Los primeros directivos laicos Agustín Pereda Moneo, Graciela Fernández Argento, Juan Eduardo Marioni, Elisa Herrera de Rigal (bueno Titita), María Inés Artígas de Cambiasso. O los maestros y profesores ya más cercanos que hicieron escuela, Norma Liros, Luciano Hernández, Roberto y Ana Miravalle,Osvaldo Ríos, Jorge di Luch, Aldo Rodríguez, Jorge Juan Gorini, Antonio Cavigiolo, Daniel Atapuerca, Alejandro Agostini, Alfredo Alberto Cóccola, Rafael Aragón, Eduardo Gómez, Susana Balaguer, Pablo Luchtember… y también de aquel que tantas veces superó peligrosamente el límite de velocidad en nuestros viajes escolares ¡gracias Eduardo Vega!. Y agradecer mucho a todos los que hoy trabajan en esta comunidad educativa, a los empleados de limpieza y maestranza que en estos días no hay tenido descanso en la preparación de esta fiesta. Gracias a los profesores, maestros, preceptores, tutores, docentes que día a día, con las dificultades propias de lo cotidiano siguen apostando al futuro en cada niño, en cada adolescente, en cada clase, en cada consejo. Gracias al Equipo Pastoral, que junto con los catequistas y un generoso grupo de universitarios ponen toda la garra, esfuerzo, entusiasmo, fe y convicción se juegan cada día en el anuncio del Reino. Gracias finalmente a los miembros del Consejo Directivo que van construyendo el día a día de la tarea escolar, gracias también a la comisión del centenario por los proyectos propios de estos festejos que hoy solamente comienzan. No, no nos olvidamos… gracias a aquellos que día a día nos traen la alegría, la esperanza, que acrecientan nuestras ganas de vivir, aunque a veces tengamos ganas de matarlos, gracias chicos, gracias alumnos, sin ustedes no hay escuela, gracias por dejarnos ser maestros. Nos hemos reunido mirando el futuro. Son cien años marcados por profundos cambios políticos y sociales. Cien años divididos por el Concilio Vaticano RH]YHX\