Revista ANPL Revista ANPL N° 16 | Page 66

El estado inmunitario de las vacas lecheras se encuentra a menudo en la delgada línea que sepa- ra la enfermedad de la salud. Esto es debido al alto metabolismo al que son sometidas gracias a la constante mejora genética en busca de altas producciones de leche. (*) Dr. Roberto Blanco SI BIEN las vacas de leche están expuestas a diversos fac- tores estresantes durante su vida, la presencia de micotoxi- nas en los alimentos es cada vez más frecuente y agravan dicha situación. Muchas veces el tipo de alimento y el manejo de los mismos son los que facilitan el desarrollo de hongos productores de micotoxinas. El número de mico- toxinas estudiadas y responsables en las afecciones del ganado lechero son pocas en relación a la gran cantidad que existen en el medio ambiente cuando las condiciones son favorables para el crecimiento fúngico. Es común encontrar en los análisis de los alimentos tres tipos de micotoxinas que analizamos de rutina. Ellas son Zearalenona (ZEA), DON y Aflatoxina B1. Las dos primeras producidas por hongos del genero Fusarium sp. y la última por hongos del genero Aspergillus sp. Si bien todos los estudios concuerdan en que el mayor efecto de las mico- toxinas es el daño a nivel de los tejidos relacionados a la inmunidad, también generan daños en órganos específicos como es el caso de la ZEA que afecta el aparato reproduc- tor de las hembras. A lo largo de los años y de la mano de las variaciones fisiológicas de las vacas, se han editado tablas de referen- cia en parámetros de máximos y mínimos en relación a la tolerancia y la concentración de micotoxinas presentes. Si bien el análisis nos ayuda a detectar la presencia y canti- dad aproximada de micotoxinas presentes en determinado alimento no debemos de olvidar que existen al menos 500 micotoxinas y metabolitos producidos por hongos que afectan de alguna manera la salud y posterior productivi- dad del ganado lechero. 66 | ANPL PROMOVIENDO EL BUEN USO DE LOS SECUESTRANTES DE MICOTOXINAS “LA CLAVE DEL SECUESTRO NO SOLO ESTÁ EN LA ESPECIFICIDAD ENTRE EL SECUESTRANTE Y LA MICOTOXINA SINO TAMBIÉN EN LA VELOCIDAD EN QUE ESA ASOCIACIÓN SE DA” El dato del análisis rutinario de los alimentos es impor- tante pero no se debe de tomar como absoluto ya que es posible que una parte importante de las micotoxinas que puedan estar presentes en ese alimento no sean detecta- das. La presencia de micotoxinas a valores bajos ya nos puede indicar una luz de alerta y deberíamos tomar las medidas correctivas a tiempo. Por otra parte los análisis no suelen ser del todo repre- sentativos ya que la distribución de las micotoxinas puede variar enormemente en dos muestras diferentes de un mismo alimento. Aún con determinaciones por debajo de las indicadas en las tablas de referencias para las distintas micotoxinas, es posible encontrar síntomas de diversa índole debido a la sinergia que existe entre ellas.