El estado inmunitario de las vacas lecheras se encuentra a menudo en la delgada línea que sepa-
ra la enfermedad de la salud. Esto es debido al alto metabolismo al que son sometidas gracias a
la constante mejora genética en busca de altas producciones de leche.
(*) Dr. Roberto Blanco
SI BIEN las vacas de leche están expuestas a diversos fac-
tores estresantes durante su vida, la presencia de micotoxi-
nas en los alimentos es cada vez más frecuente y agravan
dicha situación. Muchas veces el tipo de alimento y el
manejo de los mismos son los que facilitan el desarrollo de
hongos productores de micotoxinas. El número de mico-
toxinas estudiadas y responsables en las afecciones del
ganado lechero son pocas en relación a la gran cantidad
que existen en el medio ambiente cuando las condiciones
son favorables para el crecimiento fúngico.
Es común encontrar en los análisis de los alimentos tres
tipos de micotoxinas que analizamos de rutina. Ellas son
Zearalenona (ZEA), DON y Aflatoxina B1. Las dos primeras
producidas por hongos del genero Fusarium sp. y la última
por hongos del genero Aspergillus sp. Si bien todos los
estudios concuerdan en que el mayor efecto de las mico-
toxinas es el daño a nivel de los tejidos relacionados a la
inmunidad, también generan daños en órganos específicos
como es el caso de la ZEA que afecta el aparato reproduc-
tor de las hembras.
A lo largo de los años y de la mano de las variaciones
fisiológicas de las vacas, se han editado tablas de referen-
cia en parámetros de máximos y mínimos en relación a la
tolerancia y la concentración de micotoxinas presentes. Si
bien el análisis nos ayuda a detectar la presencia y canti-
dad aproximada de micotoxinas presentes en determinado
alimento no debemos de olvidar que existen al menos 500
micotoxinas y metabolitos producidos por hongos que
afectan de alguna manera la salud y posterior productivi-
dad del ganado lechero.
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PROMOVIENDO EL BUEN USO DE LOS
SECUESTRANTES DE MICOTOXINAS
“LA CLAVE DEL SECUESTRO NO
SOLO ESTÁ EN LA ESPECIFICIDAD
ENTRE EL SECUESTRANTE Y LA
MICOTOXINA SINO TAMBIÉN EN
LA VELOCIDAD EN QUE ESA
ASOCIACIÓN SE DA”
El dato del análisis rutinario de los alimentos es impor-
tante pero no se debe de tomar como absoluto ya que es
posible que una parte importante de las micotoxinas que
puedan estar presentes en ese alimento no sean detecta-
das. La presencia de micotoxinas a valores bajos ya nos
puede indicar una luz de alerta y deberíamos tomar las
medidas correctivas a tiempo.
Por otra parte los análisis no suelen ser del todo repre-
sentativos ya que la distribución de las micotoxinas
puede variar enormemente en dos muestras diferentes
de un mismo alimento. Aún con determinaciones por
debajo de las indicadas en las tablas de referencias para
las distintas micotoxinas, es posible encontrar síntomas
de diversa índole debido a la sinergia que existe entre
ellas.