RESISTENCIA, la revista 001 | Page 38

El propio Cardenal Tarancón, que Dios

guarde, acompañado de un jesuita, José María Martin Patino, hablaron con personajes que se portaron de maravilla, como Santiago Carrillo, para decir “tenemos que procurar en el futuro la aconfesionalidad”. ¿Qué es eso de que unos son de tal y los otros no? ¿Qué es eso? Cada uno, primero, cada uno es lo que le da la gana. Y en cada momento vuelvo a repetir, la libertad.

Recomiendo a Unamuno, cuando podáis, os lo recomiendo. Decía, que la libertad se haya al filo de las certezas y de las incertidumbres. Y por tanto en cada momento, en cada momento del día y de la vida uno puede estar a un lado o a otro, puede estar en la certeza o en la incertidumbre. Esta es la gran victoria. Es el elogio de la duda, que precisamente lo ha escrito Adela Cortina. El elogio de la duda.

Esto es lo que yo creo que hoy tenemos que darnos cuenta ya cómo personas, que además hoy ya podemos expresarnos, ya podemos recomendar, ya podemos decir el que no haya nunca una cerrazón dogmática ni fanática ni supremacista en absoluto.

La aconfesionalidad. Al cardenal Tarancón alguien le dijo, “Tarancón al paredón", y era porque precisamente se pensaba que Tarancón, en aquel momento faltaban dos años para la muerte de Franco, estaba haciendo una labor que no le correspondía. Pero lo hacía. Decía, el que quiera que sea católico que sea cristiano. Los demás

de ninguna manera. El laicismo pues fundamental y esto lo logramos poner, que no fue fácil, lo logramos poner en la Constitución como aconfesionalidad del Estado.

La misma persona que dijo “Tarancón al paredón”, yo estaba en aquel momento al lado del Cardenal cuando se lo dijo, esta misma persona fue la que cuando le nombraron Ministro, yo era en aquel momento Presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y me dio una hora para abandonar el cargo por rojo, y lo hizo a través de una secretaria. Pero, ¿cómo se puede?

A mi ya me había procesado otras veces, ya os podéis imaginar, era rojo. Pero me cesaban de otra manera. Hace poco cambiaron al Presidente del Consejo. Yo le llamé, porque a mi me habían vuelto a nombrar entre tanto Presidente de la Fundación General del Consejo, llamé y le dije, “Emilio te llamo para decirte que yo se que tu tendrás a algunas personas que te gustarán más nombrar que tenerme a mi. Somos muy buenos amigos, no te preocupes”. Me contestó: “hombre te digo que no sabes cuanto te lo agradezco”. “Nada hombre. Además yo a ti te tengo mucho respeto porque una hermana tuya representó a mi mujer hace dos semanas”. Se hacen las cosas así. Se hacen porque sabía que a el le nombraba el PP. A mi el PP, ya podéis imaginaros, que no me ha distinguido con sus preferencias. Pero este señor, el mismo que dijo “Tarancón al paredón”, a través de mi secretaria:

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