-Te extrañaré mucho -me dijo con un enorme abrazo- no te
olvides de mí.
...
La mañana siguiente era domingo y comenzó mi último día.
Mi mamá me despertó,
-¿Hijo, vas a comer?
Mi mamá estaba ya dormida. Entré a su cuarto y le di
un beso y igual a mis hermanos también. Me senté en mi
cama, prendí la televisión, y me puse a pensar que el día
siguiente salía. Empecé a llorar. Me quedé dormido así
sentado llorando y con la tele prendida.
...
Sonó la alarma. Me bañe y me cambié y fui a despertar a
mi mamá,
-Sí mami.
Nos vino a acompañar mi abuelo por la tarde, y yo que le
quería tanto,
-Papi -le dije- me voy mañana para Estados Unidos.
-Hijo, qué Dios te cuide -y me regaló 500 lempiras de
Honduras- para el camino, para que te puedas comprar
algo.
-Muchas gracias, papi.
Luego llegó mi primo que era como mi hermano.
-Ven, vámonos para el balneario.
Y fuimos a las piscinas a bañarnos y disfrutar hasta que
se puso el sol. En las motos para la casa me dijo,
-Bro, ya sabe, cuídese mucho -con su voz temblando de
tristeza.
-Mamá, llegó el momento.
Me miró a los ojos pero no le di un abrazo porque no quería
verla llorar enfrente de mí. Solo le di un beso en la frente
y a mis hermanos. Con enorme nudo en la garganta le dije
-Mami, te amo.
Tomé mi mochila y salí del cuarto. Ella se quedó sentada
en la cama y cuando iba saliendo de la casa sentí que no
podía respirar. Tenía muy pesados los pies como si algo
me detenía, pero seguí caminando. Allí en esta casa fue
donde viví todos los bellos momentos que pasé con mi bella
familia. Con ellos en mi mente y pausado en el porche de la
casa, me hinqué y le rogué a Dios,
-Dios yo solo te pido que los cuides a todos y que me cuides
a mí en todo el camino, para poder volver a ver a mi familia
-y con eso me levanté y comencé a caminar.
... ...
Entré a la casa y mi corazón ya sabía que era la última
noche que pasaba con mi familia. Fui al cuarto de mi mamá.
Estaba viendo tele y le pedí con lágrimas en el rostro, Me dirigí a la casa de mis amigos para irnos. Seguí con
este nudo en la garganta que apenas me dejaba hablar.
Ellos ya estaban listos para el viaje y los saludé con mi
voz atragantada. Se despidieron y se abrazaron y lloraron
como una hermosa familia. Yo solo los miré y el nudo se me
hacía mucho más grande.
-Mami, me levanta temprano a las cuatro y media, ¿bueno?
-me dijo que sí pero también yo sabía que no me lo iba a
hacer porque no quería que me viniera. Puse la alarma en
mi teléfono.
...
En el camino a la estación de autobús alguien empezó con
esta triste canción de Antonio Aguilar, y todos nos pusimos
a cantarla también,
¿Listos?
Mi gusto es, y quien me lo quitara, solamente
-Simón.
Dios del cielo me lo quita, mi gusto es...
Salí más tarde un rato con mis amigos, y aunque así
me contestaron se notaba en sus caras y en la voz que
estaban igual que yo. Y la repetimos una y otra vez hasta que llegamos a la
estación. Mientras esperábamos que pasara el autobús,
platicamos de cómo sería el camino y sobre cómo les
ayudaríamos a las personas que fueran buenos con nosotros.
Para calmar un poco la tristeza me fui en mi moto a
comprar un par de paquetes de Belmont y nos pusimos
a platicar en su patio y a fumar los últimos cigarros de
Honduras. También a planear todo lo que íbamos a hacer
cuando estuviéramos en EE.UU. Se hicieron las doce de la
noche y apagué mi cigarro,
...
Subimos al bus para la frontera de Honduras y Guatemala
a las cuatro y cuarenta de la mañana y nos bajamos en la
frontera a las seis. Solo les dije a mis amigos,
-Bro, ya es hora de acostarnos para dormir algo. Me voy. -Denle el último adiós a nuestra hermosa tierra.
-El lunes... -me respondieron- toda la semana quería que ya
fuera domingo pero ahora ya quiero que sea lunes. Tengo
mucha tristeza al saber que mañana salimos. Luego recordé todos los bellos lugares de Honduras, para
mí el más lindo recuerdo que tuve. Por ese momento se me
olvidaron todos los lugares peligrosos y todas las pandillas
y el narcotráfico y solo pude ver a la querida tierra mía,
esa vez muy hermosa tal como es. En esa linda montaña
llena de árboles y cultivos, el fuerte sol cálido que hacía
ese día convirtió a la frontera en un paraíso.
Les di un abrazo a ellos dos y un buenas noches a su familia
y me fui para pasar la última noche en mi casa.
...
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