puño & letra Summer 2019 | Page 25

texto: OSIRIS CEBALLOS MONTUFAR arte: SAM AVILA diseño: PIPER CHRISTOPHER A mis amigos en Honduras les encantan los mitos, los cuentos, y las cosas curiosas. Un día de estos empezaron a contar una historia insólita y un poco tenebrosa. Se trataba de una casa sólida y fea con mucho monte y toda decaída donde mis amigos, mi familia y la gente de mi pueblo todos dicen que asustan y que salen fantasmas. Padre Poseido Años atrás vivía una familia con mucho dinero. Aunque es una casa que ahora está descuidada, en aquellos tiempos era muy caro mantener una casa así de grande. Para esta época era lujosa y solo una familia con suficiente dinero la podía tener. Esa familia era muy respetada pero ya el dinero se les iba acabando. Es decir, ya la familia estaba cayendo en quiebra. Como estaban acostumbrados a los lujos y una vida buena, el padre se encargó de hacer un pacto con el diablo. A cambio de la comodidad asegurada, le entregaría al gran cachudo el alma de su primogénito. Con esto, al final él y su esposa compraron muchas tierras, ganados y otras cosas más hasta superarse y ser una de las familias más respetadas de la región. Al nacer el niño, el diablo regresó a reclamar su alma pero los padres se negaron a entregarlo. Era su primer y único hijo y ellos al fin no querían perderlo. El diablo se enojó mucho y decidió arruinarles los días. Al que más le hechizó fue al padre pues él era el más involucrado en el pacto. En los primeros momentos de angustia y desesperación tomó una decisión de locura y habló con su esposa. Ella se asustó al escuchar lo que dijo su marido, “por ratos me dan ganas de asesinar a sangre fría”. Las personas de los lugares cercanos decían que el padre estaba loco. Pasó el tiempo y el hombre decidió lo que haría con la familia. Les empezó a contar a sus amigos, y todos se alejaban de él porque se dieron cuenta que tenía una mente muy violenta. Ya era tarde, pues el señor llegó a actuar e hizo la cosa más horripilante. Entró a la cocina, agarró un cuchillo y apuñaló a su mujer. Según sus pensamientos torcidos, estaba salvándo el alma de ella. Un rato después, llegó su hijo y entró a la sala. El niño llegó preguntando por su madre porque tenía mucha hambre. El papá con lástima y dolor lo agarró de la mano y le dijo, “te amo hijo, te adoro y no lo olvides. Vayas donde vayas, recuerda que te amo”. Abrazando y besando al niño, con lágrimas en los ojos le respondió, ‘’¿que pasó papito para dónde vas? No nos dejes, tú sabes que el señor malo me persigue, papito. Dice que me quiere y que yo soy de él. Papito, no quiero que me dejes solo. Mi mamita y yo te amamos mucho y te necesitamos”. El padre destrozado caminó hacia donde su esposa que yacía muerta y toda ensangrentada. Sacó un arma y le disparó al niño. Después de asesinar así a su familia, gritó y se desgració pero eso no fue suficiente. No pudo contener su decepción y se puso la pistola en su cabeza. Se dio un tiro y quedó muerto. Unos días después el diablo pasaba, semejante jinete negro. Esa es la historia que cuentan mis amigos. Dicen que desde ese día ya nadie ha podido vivir en esa casa. Siempre suceden cosas raras y espantosas al que lo intente hacer. Las familias que se mudan allí se van rápido. Se escuchan cosas extrañas. Amanecen los muebles y hasta los mismos miembros de la familia en el patio de la casa sin saber cómo llegaron allí. Ahora está medio destruida por los curiosos que van y rompen las paredes buscando el oro y los lujos que habrá dejado la familia maldita. Como yo me fui de mi pueblo, no sé cuál sería el final de la casa que nadie quiere comprar, donde las almas deambulan alrededor. 27