Hay muchas maneras de reducir el estrés en el
ambiente escolar, y técnicas que todos podemos
utilizar para reducirlo en cualquier área de la vida
entorno de aprendizaje - tenemos
que capacitar a los estudiantes y
darles la oportunidad de abogar
por sí mismos sobre las maneras en
que mejor aprenden. Sin embargo,
la probabilidad de transformar tan
drásticamente al sistema escolar es
muy baja, y tardaría mucho tiempo
implementar este tipo de cambios.
Por eso, es tan importante que
los estudiantes aprendan cómo
reconocer cuando estén bajo niveles
dañinos de estrés, y cómo cambiar
su forma de pensar para superarse.
Deben cultivar una mentalidad
más relajada. Si logran considerar
a una calificación baja como
una oportunidad de mejorar sus
habilidades en vez de una medida
de su inteligencia, pueden reducir
la presión constante que sienten por
mejorar sus notas.
Es esencial que aprendamos
a
cambiar la forma de pensar.
Enfocarnos
en
controlar
lo
controlable nos da una perspectiva
más positiva de la educación. La
mayoría del tiempo, no controlamos
si nos encontramos en entornos que
fomentan el estrés crónico. Lo único
que realmente sí podemos controlar
es cómo respondemos a estas
situaciones. Debido a esto, mantener
una mentalidad consciente es
esencial para nuestros esfuerzos de
combatir el estrés crónico en la vida.
Limitar la carga de trabajo:
Establecer límites a las obligaciones no esenciales ayuda a
mitigar el estrés crónico.
Comer sano:
Hacer cambios positivos en la dieta, como reducir el consumo
de azúcar y cafeína, disminuye la ansiedad y nos da energía y
fuerza para enfrentar mejor nuestros desafíos.
Hacer ejercicio:
El ejercicio mejora la salud general y la sensación de bienestar.
Aumenta la producción de endorfinas, mejora la calidad del
sueño y disminuye los sentimientos de ansiedad.
Tener un sistema de apoyo:
El apoyo de familiares o amigos puede ayudarnos a comenzar
y mantener buenos hábitos de auto-cuidado.
Mejorar la calidad del sueño:
El estrés crónico a menudo causa una falta de sueño adecuado,
que puede empeorar los efectos negativos y hacerlo más difícil
de combatir. Es crucial para la salud, tanto física como mental,
dormir por lo menos ocho horas cada noche.
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