puño & letra Summer 2018 | Page 6

texto: ENRIQUE ZEGARRA arte: MAX CREVER diseño: ELISE GELLMAN QUE LAS LLUVIAS L as nubes negras de la víspera advertían que sería una noche larga y peligrosa; así fue. El año pasado, Perú sufrió una temporada de lluvia torrencial fatal. Todo se convirtió en una pesadilla de agua y lodo. Las antes cristalinas aguas del río ahora contaminadas por la tierra corrían por las calles, dejando un rastro de destrucción masiva. Los puentes y carreteras se derrumbaron por la furia del agua al socavar sus estructuras. Desde sus casas algunos pobladores observaban el cataclismo mientras en las calles otros corrían por sus vidas con el deslizar de la tierra y el agua que los seguía. Por otra parte, se sentían indignados al quedarse inmóviles porque que no podían restringirlo y salvar lo que antes les pertenecía. Los pueblos retumbaban de llantos y pedidos de auxilio. Esta calamidad fue causada por uno de los fenómenos climáticos del Niño más violentos registrado en 20 años. Perú alcanzó una cifra de casi 100 muertos y hubo más de medio millón de damnificados. Para los que no conocen, el Niño es un fenómeno de calentamiento en la superficie del mar Pacífico. Es algo inusual ya que el agua es fría en el invierno y otoño y solo ocurre a una frecuencia irregular de intervalos de 3 a 5 años. En circunstancias normales, los vientos alisios circulan de oriente a occidente causando temperaturas marinas cálidas en el pacífico occidental y más frescas en el pacífico oriental. Por esta razón, Perú recibe un clima seco mientras Oceanía obtiene un clima tropical que favorece las lluvias. Sin embargo, en épocas del Niño, los vientos alisios no son lo suficiente fuertes. Esto causa que el sistema de circulación de aire se debilite y el agua caliente se estanque en la costa de Sudamérica. El proceso climático es revertido y la precipitación causa inundaciones, deslizamientos y huaicos, los derrumbes andinos. La capital, Lima es la segunda ciudad desértica más poblada del mundo. Típicamente recibe apenas 15 litros de agua de lluvia anual. Sin embargo, durante el evento alcanzó más de 100 metros cúbicos por segundo, o un litro cada diez segundos. El suelo no es lo suficientemente compacto para resistir cantidades de esta escala y la escasa vegetación en la montaña hace que el agua corra con mayor velocidad, provocando un efecto más violento de lo esperado. Entre muchos de los damnificados, se destaca a Evangelina Chamorro Díaz que conmovió a la nación y al mundo después de sobrevivir un huaico en Punta Hermosa, un distrito limeño. Logró resistir el río de lodo al aferrarse a ramas de árboles y piezas de madera. Evangelina Díaz declaró que justo después de dejar a sus hijas menores en la escuela y atendido sus animales en el corral con su esposo, escuchó el ruido bullicioso de las aguas aproximándose. De repente, la sostenía su esposo y un tronco de madera. A pesar de todos sus esfuerzos, la madera se rompió y fue arrastrada por el alud. No podía ni respirar. Sin embargo, el temor que sus hijas se quedaran sin padres la incentivó a seguir luchando y eludir el lodo que la consumía. La lograron sacar pero ella no recuerda quién o cómo lo hicieron. Afortunadamente, la atendieron en el hospital y ella y su esposo estaban bien. Ahora