puño & letra Summer 2018 | Page 5

prendas para comerciantes tan conocidos como Ross Stores, T.J. Maxx, Forever 21, Bealls, Charlotte Russe, Burlington, Windsor, Nordstrom, Macy’s y Dillard’s. Weil añadió, “Lo importante es comprender este número; 85 por ciento. “Para un trabajador típico en esta industria … [significa] que se les está privando de 4-5 semanas de su nómina simplemente porque no se les paga lo que la ley exige que se les pague. Eso es indignante.” Algo aún más atroz es el robo salarial que calcularon. Los obreros trabajan incansablemente reciben casi nada a cambio, hasta el punto que se hayan robado millones de dólares de los destinatarios legítimos, algo repugnante. Entre 2014 y 2016, la División de Salarios y Horas Laborales llevó a cabo un total de 668 investigaciones a empleadores en la industria textil, la mayoría de los cuales se encontraban en el área metropolitana de Los Ángeles. Identificaron $8.1 millones en salarios debidos a 5,158 trabajadores. Estas cifras son drásticas, lo que enfatiza aún más los impactos negativos que las violaciones tienen sobre las personas. Viendo este número, es fácil olvidar que cada pérdida de dinero esencialmente los priva de una de sus necesidades básicas de vida. Este robo de salarios podría obligar a las personas y familias a adaptarse y vivir en condiciones subnormales. Tendrían que sacrificar ciertas necesidades para sobrevivir. Ningún individuo, sin importar su estatus migratorio, debería ser privado de estos derechos humanos básicos, mucho menos a manos de una nación que les ha reclamado la protección de esos mismos derechos a países extranjeros. Sin embargo, hasta ahora estas cifras no han podido motivar ni provocar un cambio. El círculo vicioso aún persiste — la sociedad continúa promoviendo estos talleres clandestinos a través de la compra de prendas en ciertas tiendas, lo que amplifica la necesidad de entornos laborales que no garantizan la satisfacción del cliente. Claro que nos beneficiamos como consumidores de precios bajos, pero la realidad es que, por lo general, los precios más bajos se obtienen a expensas de los trabajadores que los producen. Es por esta razón que todos debemos tomar conciencia de las injusticias que implican los precios bajos. Esencialmente, según Weil, la raíz del problema viene del consumidor. Exigimos precios bajos, y las empresas responden buscando costos de producción más bajos en la cadena de producción. El resultado es que los trabajadores asumen el total de los costos y riesgos del sistema. En un sondeo de los trabajadores textiles en Los Ángeles hecho en 2015 por el Centro Laboral de la Industria del Vestido, se detallaron las diversas violaciones encontradas en áreas de salud, seguridad y salarios. Los trabajadores de tiendas populares como Forever 21, Macy’s y Nordstrom “se quejaron de la mala ventilación, la irritación de los ojos y la nariz por los productos químicos y los entornos de trabajo sucios debido a la presencia de roedores y cucarachas. En cuanto a los salarios, casi la mitad trabajaba jornadas de 10 horas o más sin pago de horas extras y era poco probable que ganaran el salario mínimo, ya que se les paga por prenda cosida en lugar de por hora trabajada”. Descubrieron un promedio de pago de $5 por hora, sin embargo, algunos trabajadores ganan tan poco como $1.70 por hora. A partir de este mismo sondeo, revelaron que aproximadamente 80 por ciento de los trabajadores no recibieron capacitación sobre la salud y seguridad antes de comenzar a trabajar, y casi la mitad dijo que no había acceso a primeros auxilios donde trabajaban. También hubo informes de violencia física o verbal (21%) y agresión sexual (6%). Muchos dirán que una solución es que los trabajadores denuncien las violaciones a las autoridades, pero, para la mayoría de los empleados, las quejas solo traen el riesgo de castigos. Aquellos que sí han hablado sin reservas, el 43 por ciento fueron despedidos, les dieron menos horas o fueron amenazados con ser deportados. “Este complejo conjunto de circunstancias hace que la población sea un objetivo principal para las prácticas de explotación”. El Centro Laboral descubrió que no hay otro grupo que enfrente tantas violaciones como las mujeres latinas indocumentadas. Un problema que de alguna manera facilita y empeora estas condiciones es el estigma que rodea el tema. La suposición que los talleres clandestinos se encuentran en países extranjeros ha llevado a una falta de atención a las violaciones que se presentan aquí en los EE. UU. Rubén Rosalez, un administrador regional en la División de Salarios y Horas Laborales del Departamento de Trabajo, dijo “esas tiendas reconocen que hay un problema, que no condonan para nada”. Aunque los comerciantes con mas frecuentes violaciones salariales monitorean sus fábricas en el extranjero, T.J. Maxx es la única compañía que también ha demostrado este mismo nivel de control sobre sus proveedores nacionales. “La presión de los consumidores internacionales los ha obligado a tener un programa en el extranjero. Es impulsada por los consumidores. No creo que ni sean conscientes de que tenemos este tipo de tiendas ubicadas en los Estados Unidos”, dijo Rosalez. Al hacerlo, ignoran por completo las violaciones de menor riesgo aquí en los Estados Unidos, lo que se ha motivado por el hecho de que muchos consideran que este país “es una nación con más respeto por la ley” en comparación con otras alrededor del mundo. Básicamente, existe un despliegue de recursos en los territorios con mayor riesgo porque representa una amenaza más importante, pero este enfoque hace que ignoremos los problemas que surgen en nuestro propio país. 5