texto: WENDY DIAZ y MAURICIO LAINEZ
arte: MAURICIO LAINEZ
diseño: ELISE GELLMAN
Hay quienes dicen
haberlos visto...
En los pueblos de Centroamérica hay quienes
dicen haber visto de todo. Será por las noches tan
oscuras, el campo y el monte, los siglos de creencias
unas mezcladas con otras, los siglos de terrores no
siempre imaginados. Las voces populares cuentan
de espíritus malignos, de fuerzas y figuras que
raptan a mujeres y devoren a niños. Cualquiera que
los encuentre puede quedar desviado, enloquecido,
o degollado. Algunos dirán que son puros cuentos
para asustar o deleitar. Pero otros juran que en
algún camino de vereda, en una noche como esta,
los vieron.
El Sombrerón
TEXTO: WENDY DIAZ
Mi querido abuelo solía contarme sus historias en las tardes
o en las noches cuando era hora de comer. Yo era la única
niña pequeña en la casa con ellos así que me contaba a
mí las experiencias de su vida y relatos del mundo. En mi
pequeño pueblo lleno de paz y tranquilidad, rodeado de
montañas y ríos, las personas que lo habitan a veces ven o
escuchan espíritus que inquietan. En mi región, una de los
fantasmas más comunes es un espantoso hombre llamado
el Sombrerón. Siempre se le cuenta a los niños, de la misma
forma como los ancianos les cuentan a sus nietos sobre sus
vidas. Aunque me daba mucho terror, siempre disfrutaba
las noches tibias en las que me contaban estas historias del
pasado.
Su nombre lo dice todo. De estatura pequeña y botas que
hacen un sonido raro al caminar, siempre lleva puesto
un sombrero enorme que le cubre la cara y gran parte
de su cuerpo. Carga una ruidosa cadena y siempre está
acompañado de su caballo. Pasa buscando a una mujer que
él amaba. La pérdida de su amada lo hizo enloquecer.
Dicen que era hermosa, de cabello negro y muy largo. Él
siempre le cantaba desde de la ventana con su guitarra y
le componía frases poéticas dedicando su pasión para
enamorarla cada vez más. Cuando la madre se enteró de que
su hija tenía un novio y se veía con él, trató de separarlos y
a la fuerza la mandó a internar en la iglesia para que fuera
monja.