b) La música en la terapia se refiere a la experimentación y la improvisación
musical entendidas como técnicas fundamentales compartidas por el
maestro y el niño (terapeuta y paciente) en el proceso terapéutico.
El aspecto más relevante en nuestro proyecto será la permanente
coordinación del terapeuta con el maestro tutor de cada niño y con los maestros
del equipo de orientación psicopedagógico del centro que tienen contacto con el
niño, con el fin de planificar y consensuar unos objetivos comunes de trabajo con
el paciente, mantener un seguimiento continuado sobre su evolución a lo largo del
proceso y evaluar los resultados finales.
La selección del alumnado participante corre a cargo del equipo docente
siendo finalmente, el equipo directivo del centro en coordinación con los
profesionales del equipo de orientación, los maestros tutores implicados y el
maestro de música quienes establecen, de manera consensuada, una lista definitiva
y flexible de los alumnos participantes. Las condiciones que definen al alumnado
participante son: conducta disruptiva, alumnos con hiperactividad, dificultades
motrices básicas, psicomotrices, alumnos con necesidades educativas especiales…
En principio, el trabajo será individual con cada paciente, aunque no se
descarta contemplar otras dinámicas (observación del niño en el grupo-clase,
trabajo con varios niños en una misma sesión, etc.).
El escenario de trabajo será el aula de música del colegio, pues reúne las
condiciones ambientales y materiales ideales para su desarrollo (espacio para
movimiento, instrumentos de música, equipo de música, accesibilidad al
material…). La planificación de una rica variedad de experiencias musicales, el
empleo de diferentes espacios y la flexibilización de los tiempos procurarán la
dinamización de cada sesión de trabajo.
La organización de la sesión alternará los principios de dos modelos básicos.
De una parte la sesión estructurada, permitirá organizar el proceso terapéutico
según un orden secuenciado. Esta secuencia ayuda a asegurarnos que el paciente
está preparado para pasar de una fase de trabajo a la siguiente. Por tanto, podemos
decir que cada sesión la dividiremos en tres partes:
a) El comienzo, momento en el que se trata de preparar al paciente hacia el
proceso terapéutico musical.
b) El desarrollo, constituye la parte central de la sesión.
c) El final de la sesión que intenta que el paciente llegue a una conclusión y al
mismo tiempo le proporcione un sentimiento de cierre.
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