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Edición Nº 11 / Mayo 2018
que los sueños
se hagan realidad”
ciertas temáticas del mundo real, en
que el estudiante puede participar
y entender cómo solucionar un
problema en el terreno. También hay
un acompañamiento permanente
al alumno que permite minimizar
la posibilidad de deserción”.
Formación integral
La agenda del rector de la
Universidad San Sebastián está
permanentemente apretada; sin
embargo, reconoce que el tiempo
siempre le alcanza para estar en
todo. ¿Su estrategia? “Si uno logra
ordenarse y sistematizarse para
ser eficiente en el uso del tiempo,
logra crecer en productividad. La
clave radica en no estar disperso en
distintos temas, sino en focalizarse.
Además, a uno le tiene que gustar
lo que hace. Yo soy economista y
nunca me he aburrido leyendo un
trabajo o escribiendo sobre temas
de economía, ni leyendo sobre temas
de Educación”.
Su fin de semana comienza muy
temprano. “Me levanto cerca
de las 6.30 o 7 de la mañana y
mientras desayuno, leo el diario
y comienzo a trabajar. Eso tiene
la ventaja de que mientras otros
duermen, tengo 3 o 4 horas de
una alta productividad. Es cuando
escribo, leo, me informo, cosas que
me apasionan y que he logrado
compatibilizar perfectamente”.
Carlos Williamson casi no ve
televisión –a veces alguna serie
o película en Netflix– y dedica
mucho de su tiempo libre al deporte.
Vicepresidente de la Fundación Club
Deportivo Universidad Católica,
cuenta que jugaba fútbol, pero
por una fractura en el peroné tuvo
que colgar los botines, lo que no le
impidió continuar con la actividad
física. “Tuve la suerte de salvarme del
codo de tenista, y pensé que no iba a
poder jugar más, pero me operé hace
algunos años y volví a las canchas.
De hecho, tengo algunos desafíos
pendientes, incluso en la USS”.
Es que al académico le parece
“absolutamente central el deporte
y el ejercicio físico. Es uno de los
aspectos más formativos en valores
que uno puede entregarle a un
estudiante”.
De familia extensa, Carlos
El rector Carlos Williamson pronuncia su primer discurso como la máxima
autoridad de la Universidad San Sebastián, durante la ceremonia de investidura
efectuada en el Aula Magna del campus Bellavista, en la sede Santiago.
Williamson, casado y padre de 6
hijos, señala que nunca ha dejado de
estar pendiente de lo que les sucede.
Es por eso que las vacaciones son en
familia y cree que, aunque el tener
muchos hijos le hizo dormir poco
en el pasado y sacrificarse mucho
por su formación, “los niños son
parte de la vida. La educación de los
hijos es insustituible, irrepetible e
irremplazable. Hay que estar encima
de ellos y eso también es parte del
aprendizaje de uno como padre”,
concluye •
Sobre Reforma, autonomía y financiamiento
Carlos Williamson ha estado muy pendiente de la
contingencia en materia de legislación, específicamente
en lo que se refiere al proyecto de Reforma a la Educación
Superior (ES). Para él, “una reforma integral era un
anhelo del mundo académico, de los estudiantes y de la
opinión pública, porque algo con estas características
no se había realizado desde 1981, cuando se crean las
universidades privadas. La Educación Superior requería
un aggiornamento que tenía que ir por el lado de las
regulaciones”, señala.
Sobre la Reforma, plantea que “para un sistema con
un grado relativo de madurez, es necesario que exista
una Superintendencia de Educación Superior, cuya
función tiene tres grandes ámbitos: uno, es que alguien
debe preocuparse de que se cumpla la ley; lo segundo,
es que uno de los problemas que ha tenido la ES es
la incapacidad de algunas instituciones de tener un
diseño financiero que permita garantizar la viabilidad
futura; y el tercer tema tiene que ver con la fe pública.
Recordemos que la Educación Superior es un producto
que se entrega al estudiante, cuyo contenido –en cuanto
a calidad– no es capaz de conocer con certeza. Acá está
puesta la fe pública en una institución validada por el
Estado, el que le concede autonomía y, por tanto, éste
no puede desatenderse de lo que se está entregando
al estudiante”.
En este mismo ámbito está el rol de la Comisión Nacional
de Acreditación (CNA), que vela porque el contenido
de los programas sea lo que se está ofreciendo cuando
el alumno ingresa a la universidad, lo que se traduce
en una certificación de calidad de la carrera y de la
institución que la imparte”.
Superintendencia y autonomía
Si bien comparte varios aspectos del proyecto, Carlos
Williamson ve algunos puntos en los que hay que poner
especial atención. En cuanto a la Admisión, “la ley no
dejó lo suficientemente claro si la Subsecretaría –que
es un ente político– no tendrá una injerencia tal que
El diseño en materia de
financiamiento de la nueva ley
es malo. Hay que decirlo sin
eufemismos. No es integral y
solamente se enfoca en los
estudiantes y no en aspectos
como investigación. También es
discriminatorio porque segmenta
las instituciones de distintas
características.
le quite autonomía a las instituciones para que ellas
implementen el sistema de admisión que estimen más
conveniente en razón de sus proyectos académicos.
Asimismo, la Subsecretaría define los dineros que van
a recibir las universidades para la gratuidad. La ley dice
que las instituciones que acceden a financiamiento
deberán tener un X% de estudiantes que pertenezcan
a los quintiles más bajos, lo que abre la puerta para que
después obliguen a tener porcentajes de estudiantes
de otros grupos postergados, sin garantía de tener los
recursos para su formación”.
El rector advierte el riesgo de que la Superintendencia
“pase a ser un organismo todopoderoso, con herramientas
que van más allá de lo exigible para efectos de resguardar
la fe pública, con intromisión en la gestión interna de
las instituciones, al punto que hay un artículo que dice
expresamente que puede objetar un gasto interno que
haga la universidad, si es que estima que se trata de un
gasto que no está conforme a los fines de la institución,
a sus estatutos y a la Ley. Eso dependerá del criterio
del superintendente de turn o, que puede llegar a ser
arbitrario y vulnerar la autonomía”.
Respecto de la autonomía financiera, para Williamson
esta es una ley reduccionista. Nada dice sobre
financiamiento institucional. En todos los modelos
internacionales de gestión de la evidencia comparada, hay
dos grandes ejes: el financiamiento a los estudiantes, que
es muy importante porque es la forma como se igualan
las oportunidades de acceso; y el financiamiento a las
instituciones, que se orienta a fomentar la producción
de bienes públicos, en especial lo que tiene que ver con
investigación. No se puede financiar la investigación
a través del cobro de un arancel a los estudiantes o a
través de la gratuidad, porque ésta se orienta a bajar
las barreras económicas a la entrada de los estudiantes
y no en hacer investigación. Lo que ha sucedido en el
sistema nuestro, es que las universidades que quieren
comenzar a investigar deben cobrar aranceles más altos
para poder hacerlo. En definitiva, la terminan pagando
las familias, que tienen necesidades más apremiantes.
Hay una distorsión que no se resuelve, sino que se
acentúa en el nuevo esquema de financiamiento. Y
eso también restringe la autonomía”.
Sobre el tema de la gratuidad en particular, Carlos
Williamson acota que “la gratuidad es una fiesta a la
que no todos están invitados. Tendremos un sistema
segmentado –con y sin gratuidad– lo que introduce un
factor de competencia desleal, porque un programa
académico de un plantel sin gratuidad va a competir con
aquellos que sí la tienen. La calidad, que debería haber
sido una variable discriminante para recibir aportes
públicos para las instituciones sin gratuidad, no se hace
presente en este proyecto, ya que esta propuesta no
reconoce los esfuerzos que se han hecho para mejorar
los programas, muchos de ellos con acreditaciones
superiores a instituciones adscritas a la gratuidad. Ese
no reconocimiento significa que se están hipotecando
las capacidades académicas de esas universidades y
sus posibilidades de seguir avanzando”.
“El diseño en materia de financiamiento de la nueva
ley es malo. Hay que decirlo sin eufemismos. No es
integral y solamente se enfoca en los estudiantes
y no en aspectos como investigación. También es
discriminatorio porque segmenta las instituciones de
distintas características”, sentencia.
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