Rodriguez – D’Agnillo – Cabrera - Zwenger
El enemigo externo. Guerra II.
Cuando el término “enemigo” ya no era tan fácil de utilizar para referirse a los subversivos,
los militares necesitaron otro enemigo. Luego de la renuncia de Viola asumió el gobierno
Leopoldo Galtieri. La dictadura estaba decayendo y parecía que todo militar quería tener su
guerra. El 2 de abril de 1982 se anuncia en todos los medios, el desembarco de tropas
argentinas en las islas Malvinas y la recuperación de la soberanía de las mismas. Sin
embargo, hubo, en su momento, quienes desconfiaron de esta nueva estrategia militar.
Desde ese momento, el enemigo interno (el joven rockero) fue reemplazado en el discurso
oficial por otro enemigo, esta vez externo: el ciudadano inglés.
Como se mencionó anteriormente, en el período comprendido entre los meses de abril y
junio de 1982, las órdenes de los interventores en las radios y canales televisivos fueron
muy claras: suspender la música en idioma inglés. El efecto de esta censura paranoica fue,
de nuevo, totalmente inesperado. El espacio vacío dejado por la música extranjera, no fue
ocupado por el tango y el folklore solamente, sino que desbordó a favor del rock nacional.
Esa música que antes había sido calificada como “falsa cultura” por el Secretario de Cultura
de la Nación, ahora reemplazaba a “la música del enemigo”. No podía difundirse la música
del enemigo externo, pero no se entendía bien por qué la música que hasta ese momento
había sido tan perseguida, representante del enemigo interno, era, de repente, promocionada
y considerada nacionalista.
Existía, sin duda, una razón política detrás de la difusión del rock: el gobierno buscaba la
simpatía de los jóvenes, ya que los soldados que iban a la guerra eran menores de 30 años.
Era, de acuerdo a las maniobras militares en marcha, una decisión demagógica por la que,
al legitimar simbólicamente al rock, mediante un reconocimiento y la cesión de un espacio,
se intentaba atraer el apoyo de los jóvenes a la guerra contra Inglaterra. Las autoridades
militares decidieron organizar un gran concierto en apoyo a la causa Malvinas que llamaron
“El Festival de la Solidaridad Latinoamericana”, qu e se llevó a cabo el 16 de mayo de
1982. Lo guiaba un doble propósito: reflejar el deseo de paz y a la vez recaudar fondos
(comestibles, ropa de abrigo, cigarrillos, etc.) para enviar a los soldados que resistían el frío
en las islas del sur, defendiendo la soberanía del país.
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