Correa, Morales y Gutiérrez
4 de noviembre de 2017
La organización y desarrollo de estos eventos pusieron en manifiesto una notable
importancia a nivel institucional y para las autoridades renovando su impulso para la
conformación de instancias nacionales de juventud.
A fines de los años 80 comenzó a registrarse una segmentación en la actividad de este
grupo.
A pesar de esas reducciones, la participación social de la juventud mantenía niveles
relativamente significativos. Más de medio millón de jóvenes militaba en la organización
política juvenil y durante ese período, un tercio de toda la generación joven de esos
momentos había desarrollado una actividad social que se evaluó como alta
A partir de la década del 90 la lucha de los jóvenes se fue diluyendo y los partidos políticos
comienzan una serie de fragmentación. Surgen otros tipos de espacios de resistencias
estudiantiles, culturales, barriales, sindicales, etc.
Pero los noventa no terminaron allí, sino que se proyectaron al nuevo siglo dejando una
bomba de tiempo económica, que, sumada a la impericia del gobierno entrante, abrió las
puertas a la crisis de 2001, en el que las promesas heredadas, se evidenciaron como
ficciones. La grave crisis (económica y política), culminó en una situación institucional
límite con masivas movilizaciones (con cerca de 30 muertos por la represión policial), y la
renuncia del presidente De la Rúa, que (debido a la previa renuncia del vicepresidente)
derivó en tensas deliberaciones y acuerdos inestables (con presidentes provisionales en
serie) hasta acordar qué Senador completaría el mandato de la dupla renunciante. En el
peor momento económico, en los primeros meses de 2002, más de cuatro millones de
argentinos sobrevivían gracias al trueque. Esta situación, empujó a la población a las calles
(y, una vez más, a los jóvenes), y generó novedosos dispositivos participativos (asambleas,
fábricas recuperadas, clubes de trueque, proyectó a los piquetes y diversas formas de
acción directa), en medio de una fuerte desilusión y crítica a la política (no a la
democracia, posiblemente porque el recuerdo de la dictadura seguía muy presente).
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