Bárbara Bruno, Florencia
Verbena, Lara Perez y Gabriel
Chumbita.
Origen de la birome
Birome, es el nombre comercial con que se vendieron los primeros bolígrafos del
mundo, fabricados en Argentina en 1942. En Argentina, Paraguay y Uruguay es
conocida, además como "lapicera" o "bolígrafo". De modo similar en muchos
países europeos, así como en Australia y Nueva Zelanda, las biromes son
conocidos como biros.
¿Quién inventó la birome?
Fue inventado en 1938 por Ladislao Biro y George Biro, dos hermanos de origen húngaros.
Parece ser que todo empezó cuando molesto por los trastorno que le ocasionaba su pluma fuente
cuando esta se le atascaba atascaban o soltaban demasiada tinta.
El húngaro Biro y su hermano Georg, lograron una tinta que era muy útil para la escritura a mano,
pero que tenía el inconveniente de que no podía utilizarse con la pluma pues se trababa al escribir.
Ladislao tuvo la idea cuando observaba a unos niños mientras jugaban en la calle con bolitas que al
atravesar un charco salían trazando una línea de agua sobre la superficie seca de la calle, en ese
momento se dio cuenta de que en vez de utilizar una pluma metálica en la punta, debía utilizar una
bolita.
El mayor problema que se encontró fue el de la imposibilidad de desarrollar esferas de tamaño tan
pequeño.
Ladislao Biro patentó un prototipo en Hungría y Francia en 1938, pero no lo llegó a comercializar.
Ese mismo año, haciendo un reportaje en Hungría, Agustín Pedro Justo, lo vio escribiendo con un
prototipo del bolígrafo y maravillado por esa forma de escribir se puso a charlar con él. Biro le habló
de la dificultad para producirlas y Justo, que no le había dicho quién era, le dio una tarjeta con su
nombre y lo invitó a radicarse en su país, la Argentina, para producir y comercializar aquella
novedad.
Biro no se decidió en ese momento a viajar a la Argentina, pero en mayo de 1940, al comenzar la
Segunda Guerra Mundial, él y su hermano emigraron a la Argentina junto con Juan Jorge Meyne, su
socio.
En ese mismo año formaron la compañía Biro Meyne Biro y en una cochera con cuarenta operarios y
un bajo presupuesto perfeccionó su invento, realizando el 10 de junio de 1943 una nueva patente en
Buenos Aires.
Con el tiempo fueron perfeccionando el invento y lo lanzaron al mercado con el nombre comercial
de Birome (acrónimo de Biro y Meyre). Al principio los libreros consideraron que esos «lapicitos a
tinta» eran demasiado baratos como para venderlos como herramienta de trabajo y los vendían
como juguetes para chicos.
En 1943, Biro-Meyre-Biro vendió la licencia de la “esferográfica”, como se llamaba por aquel
entonces, por la suma de 2 millones de dólares, una cifra extraordinaria, al fabricante
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