Artículo 27.
“La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio
nacional, corresponde originariamente a la Nación, la cual ha tenido y tiene el
derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la
propiedad privada.”
En el Artículo 27 hace referencia a la propiedad de la tierra. En él se declara que las
riquezas del suelo, el subsuelo, las aguas y mares de México pertenecen a la
nación, y sólo el gobierno puede ceder a particulares el derecho de propiedad de la
tierra y de la explotación del subsuelo, así como expropiarlas cuando lo considere
necesario. Este artículo hizo posible controlar la actividad de las compañías mineras
y petroleras, así como el reparto de la tierra de las grandes haciendas entre los
campesinos
Cabe mencionar que este articulo también pone algunas limitantes para la
adquisición de dominio de tierras y aguas en nuestro nación, estableciendo así
que solo los mexicanos por nacimiento o naturalización, así como las sociedades
mexicanas tienen derecho a adquirir el dominio de tierras y la explotación de
minas o aguas; el estado podrá conceder a los extranjeros el mismo derecho
siempre y cuando convenga a la nación, también podrá conferir este derecho a los
países para el establecimiento fijo de sus embajadas.
Es importante señalar las delimitaciones que se hacen respecto a la propiedad de
la tierra y sus diversas modalidades, ya que en esto radica de forma importante la
seguridad jurídica que debe de tener la persona que la explota legalmente.
Nuestra Constitución establece una estructura triangular de la propiedad: la
propiedad originaria de la nación como base, y la propiedad pública y la privada
como derivaciones de la primera.