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COLEGIO DE ARQUITECTOS DEL PERÚ
COLABORACIÓN
xxz Restos del mirador
de la Casa Hacienda
Garagay.
A primera vista esboza un montícu-
lo de tierra cubierto por basura que,
gracias a la labor y preocupación de
los vecinos, se ha reducido en com-
paración al año anterior. Pero lo más
grave de la situación de este lugar es
que la parte superior ha desaparecido
totalmente.
“Antes por el pasaje de la parte
trasera aún podían verse fardos, ce-
rámica y restos de la huaca, ahora
todo está cubierto con desmonte y en
peligro de desaparecer”, nos comenta
Miriam Zubieta, integrante de la Mesa
de Educación y Cultura de Los Olivos.
Hacer lucha de conservación
xxz Integrantes de la Mesa de Educación y Cultura de los Olivos: Miriam Zubieta Garay, Arq. Rolando
Arciga Soto y Nicolás Misaico Molina.
tural de la Nación en 1980. Además,
el Ministerio de Cultura no ha coloca-
do señalización como en los casos de
Caballero y Punchauca.
“La última labor que se hizo aquí
por parte de la municipalidad de Ca-
rabayllo fue hace uno o dos años: talar
los árboles que ya estaban en amena-
za de colapso […] La salvaguardia y
protección de este caso depende de
cómo coordine la municipalidad y el
Ministerio de Cultura con la urbaniza-
dora. Darles las facilidades para una
puesta en valor”, comenta el arqueó-
logo Arciga.
Casa Hacienda Santa Rosa
Ubicada en San Martín de Porres, la
casa hacienda Santa Rosa se levanta
en la parte alta de una huaca que lleva
el mismo nombre, perteneciente a la
cultura Wari (1000 d.c.).
Posteriormente, durante la época
colonial y republicana se construyó
una plataforma y sobre ella una ca-
sa hacienda. Por ello, este inmueble
cuenta con una triple importancia: pre-
hispánica, colonial y republicana.
Su estado actual es realmente la-
mentable. Se encuentra totalmente
deteriorado y consumido por insectos.
“Muchas casas haciendas no se en-
cuentran declaradas como Patrimonio
de la Nación, y si están declaradas,
no hay una inversión de restauración
y conservación en ellas […] Se debe
concientizar a la población. Si la po-
blación es consciente de los valores
artísticos, históricos, simbólicos, iden-
titarios y lo sienten como propio, muy
posiblemente no van a destruir estos
lugares […] Las municipalidades tam-
bién tendrían que tomar medidas, un
accionar más fuerte”, afirmó final-
mente Arciga.
Aunque el Ministerio de Cultura no
se ha pronunciado, es la entidad que
tiene la última palabra en la recupera-
ción y el mantenimiento de estas ca-
sas haciendas. La máxima autoridad
cultural del país tiene la responsabili-
dad de integrar acciones a la agenda
del Bicentenario de la Independencia
a celebrarse en solo 3 años. Si esto
no ocurre cuanto antes, el deterioro
de muchas de estas joyas de nuestra
historia parece ser irreversible.
2018
JUNIO
EXÁGONO
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