MUNCAS XIII GAZETTE | Page 4

“Apuntale al sol y mínimo te dará la luna”. Esta frase marcó la memoria de quienes participamos de la ceremonia de inauguración del MUNCAS XIII. Con ella, Juan Pablo Espinosa, exalumno del Colegio, infundió sentimientos de esperanza en una generación que se enfrenta a retos importantes.

“Somos la generación que debe dejar atrás los odios; somos la generación de la esperanza”. Bajo esa línea, sus palabras inspiran a nuevos Líderes Transformadores a conseguir por medio del diálogo, lo que la violencia nunca conseguirá. Aquí les dejamos sus palabras.

Empiezo por afirmar que para mí siempre será un honor ser parte del Modelo de naciones unidas del Colegio Colombo Americano. Aquí, al igual que muchos de ustedes, fue la primera vez que escuché de países como Azerbaiyán o Timor Oriental. Fue la primera vez que enfrenté la tarea de investigar realidades latentes que afectan a millones de personas pero que, hasta ese momento, ignoraba en su totalidad. Hoy, 7 años después de haber dirigido este proyecto, puedo decir con total certeza que lo aprendido, generó en mí el deseo de trabajar en el diseño, la evaluación y la implementación de políticas públicas y de programas de desarrollo.

El motivo que hoy nos convoca me remite a pensar sobre el discurso en un contexto como el colombiano desde dos miradas. La primera es la importancia del diálogo dentro de la construcción política, especialmente en lo referente al conflicto y la paz. La segunda es la necesidad de incorporar en el discurso la capacidad de disenso y con este fin me voy a permitir hacer eco a dos académicos colombianos que admiro: Navas e Ibáñez. Como generación tenemos la responsabilidad de inventar formas de reconstruir a Colombia, somos la generación que deberá dejar atrás los odios, sin olvidar lo que sucedió en estos últimos 50 años para cimentar las bases de una verdadera democracia que tramite las diferencias en sana convivencia. Somos la generación que deberá impulsar un desarrollo más dinámico, equitativo y justo que no continúe creando condiciones para la violencia; la generación que ofrecerá oportunidades de reconciliación a quienes se equivocaron terriblemente al empuñar las armas. Somos entonces la generación de la esperanza.

Para cumplir con esta labor, debemos entender que en el discurso es donde nace el conflicto y la paz, es en la conversación donde construimos y le damos significado a las relaciones interpersonales y ha sido la palabra la responsable del rumbo que ha tomado la historia en Colombia. Como lo menciona Carrizosa, historiador colombiano, la mayor herencia de los españoles fue el eugenismo, el cual consistía en predicar una mejora biológica de la población como condición para una mejora moral, económica o “cultural”. Esto se materializó en el acto de separar personas o grupos humanos por sus rasgos físicos y mentales, perdiendo con ello sus derechos y valores ciudadanos. Argumenta el autor que bajo este discurso, comenzó en Colombia un proceso de alejamiento entre grupos humanos permitiendo a unos posicionarse como los reyes del territorio y dejando a otros como los siervos del sistema. Sumado a este pensamiento, el discurso político liberal y conservador, que por siglos empañó nuestra historia con sangre, es muestra de la capacidad de las palabras. Además, se sugiere que la guerra bipartidista en Colombia comenzó cuando Bolívar escribió a Santander en una de sus cartas “despójese de mi amistad” y ambos se dieron a la tarea de imponer su ideología sobre la del otro.

En la actualidad, solo hace falta ver la reaparición del nacional socialismo en Estados Unidos con el discurso “make america great again” de Trump, la salida de Gran Bretaña de la unión europea impulsada bajo el discurso “Take Back Control – vote leave” o, de forma contraria, ver el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera en Colombia como fruto del diálogo.

Discurso Ceremonia Inauguración

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DAY 1-2 / SEPTIEMBRE 2018

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