Monterrey City Magazine Ed. 44 Ed. 44 | Page 34

LA CLAVE ESTÁ EN LA FRESCURA Detrás de los sabores y esencia europea que se vive en Panem, existe una cultura de alegría y hermandad que se respira entre sus directivos y personal operativo. Con tan solo ingresar a su centro de pro- ducción, es inevitable contagiarse del entusiasmo de sus panaderos, quienes a través de su vocabulario demuestran que nada los hace más orgullosos que trabajar ahí, aunque la empresa tenga poco más de 3 años de existencia. Para lograr esa calidad y finura que los caracteriza, la empresa cuida hasta los más mínimos detalles en equipo, seguridad, higiene, y lo más importante, respeta los tiempos de preparación y horneado para cada uno de sus productos, proceso que sólo se alcanza con el compromiso de sus talentos. “Fue un amor a primera vista. Panem es el mundo donde todo es posible, estoy en una empresa de la cual me enamoré”, com- parte el Chef Osvaldo Méndez, Gerente de Operaciones. El especialista admira la innovación que se ha logrado con el pan y el respeto hacia el concepto, así como sus verdaderas bases y fundamentos las cuales tienen entre 50 y 100 años de existencia. Para Verónica Mothelet, Chef Ejecutiva de la sucursal Nativa, trabajar le resulta inspi- rador y muy gratificante. “Es impresionante como en cada puesto, desde el más sencillo hasta el más complejo, se tiene mucha pasión por lo que se hace”. “Desde que despierto hasta que duermo pienso en Panem. No lo siento como un trabajo sino como un día de campo en el que vengo a divertirme”, dice Claudia Garza, Chef Pastelero Corporativo.