las de sus lectores. Así, junto a la risa y burla, y junto a la admiración, extrañeza y simpatía compasiva que
principalmente inspira al lector corriente, hallaremos en una extensa minoría reproches, alabanzas y
meditaciones en torno a determinado "defectos" y "cualidades" del loco andante" (Navarro González, ob.
cit, p. 257).
En definitiva, como muy bien señala Manuel García Martín, “ni la decisión cervantina de rematar
cuerdamente su azarosa historia (entre otras razones par evitar la repetición de apropiaciones espurias)
pudo detener la avalancha de interpretaciones y comentarios que le obligaron a cabalgar de nuevo,
reviviendo las más disparatadas aventuras y representando los más grotescos episodios. Prueba evidente de
ello es que, sin salir de su época, le vemos desfilar por incontables mascaradas y fiestas estudiantiles,
inspirar varios poemas burlescos, servir de pretexto para procaces alusiones caricaturescas, aparecer en
distintas referencias literarias y, fundamentalmente, protagonizar, junto con su escudero, relatos y
escenificaciones más o menos estimables”(5)
Dejando al margen las adaptaciones teatrales serias (Guillén de Castro), no deja de ser un hecho
signi4icativo que las parodias del personaje cervantino en diversas adaptaciones teatrales se
documentan desde fecha muy temprana, siendo lo más habitual un tratamiento deforme y super4icial
de la 4igura de don Quijote – y en ocasiones también Sancho- sin atender a otros aspectos más
profundos y trascendentes de la novela de Cervantes (6).
El primer ejemplo que se suele aportar de este tipo de continuaciones quijotescas es el de
Francisco de Ávila Entremés famoso de los invencibles hechos de don Quijote de la Mancha. La acción
del entremés tiene lugar en una venta a donde llegan don Quijote y su escudero. Comienza con un
diálogo entre el ventero y su mujer, quienes ven aparecer a "dos pícaros desarrapados". Se trata del
hidalgo y de su escudero que salen "lo más ridículo que ser pudiere". La venta –lugar 4ísico real- se
muestra en la imaginación de los personajes, como suele ser habitual, de manera diferente: según el
caballero, el lugar es un magní4ico castillo; la visión real y pragmática del escudero retrata una
construcción vetusta que cumple su humilde función. Don Quijote -que toma la venta por un castillo
donde Dulcinea está en poder de gigantes y leones-, se dispone a emprender la valerosa aventura de
su desencantamiento, haciendo alardes de la fuerza de su poderoso brazo. Mientras tanto, Sancho
deja mostrar su corbardía y temor. A lo largo del diálogo accedemos a diversas informaciones de
interés para la trama: el encantamiento sufrido por Dulcinea en referido castillo; por su parte el
ventero se deja llevar por los acontecimientos y propone a don Quijote armarlo caballero. "Sale el
ventero con unas armas de esparto o de guardamecí, de modo que provoquen a risa". El caballero en
ciernes (protegido por el reparador sueño de Sancho) se dispone a velarlas en medio del tablado.
Como en la novela, un arriero sale con un caldero y tropieza con las armas, desbaratándolas, acción
que provoca la cólera de don Quijote, que le ataca con la lanza. De su ofensiva no sale el hidalgo bien
librado, pues el arriero le deja malherido en el suelo. Sale el ventero de nuevo para proceder a la
ceremonia. Consiste ésta en preguntar por tres veces: "¿Queréis ser caballero?", y darle tres golpes
consecutivos con el estoque. La obra, como se ve, es una adaptación libre de los capítulos II y III de la
primera parte de la novela cervantina, en los que narra la llegada de don Quijote a la venta y "la
graciosa manera que tuvo de armarse caballero, si bien el entremés introduce, a modo de colofón, la
aparición de una Dulcinea para culminar la burla: se prepara una 4iesta. [...] Marina, (la mujer del
ventero) se hace pasar por Dulcinea convertida en Reina, y presenta a don Quijote a los "grandes" de
su reino, que des4ilan besándole la mano en una escena grotesca. La obra termina con una procesión
de los cómicos personajes, mientras los músicos cantan: "Dulcinea y don Quijote / son dos reyes de
almodrote".
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