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DANE, cámaras de comercio, Consejo Nacional de
Política Económica y Social (CONPES), entre otras, se
evidenció que en el sector empresarial hay bajos
niveles de innovación de las empresas, débil
institucionalidad del sistema, escasez de recurso
humano para realizar investigación e innovación,
ausencia de focalización de la política en áreas
estratégicas, baja apropiación social del
conocimiento, disparidades regionales en capacidades
científicas y tecnológicas, lo que en conjunto genera
una, baja capacidad para generar y usar
conocimiento.
Colombia ha presentado pocos avances en CTI en
los últimos 10 años. Aunque la inversión en I+D i
tuvo un crecimiento del 40% entre 2006 y 2013,
disminuyó un 4,8% entre 2013 y 2015. Esta situación
pone a Colombia muy por debajo en comparación con
los países de América Latina, haciendo evidente su
retraso. También se debe tener en cuenta que existe
una discrepancia en cuanto a los resultados de esta
inversión, ya que hubo una reducción del 71% en el
número de empresas innovadoras desde el año 2011
(Consejo Privado, 2016).
La generación de conocimiento es otro aspecto
importante en temas de innovación. En este sentido,
depende de la disponibilidad de los recursos de
Colciencias para contar con más investigadores, en este
contexto, entre 2006 y 2012, Colombia presentó una
reducción del 6,8% en el número de investigadores de
tiempo completo por millón de habitantes, lo que
deteriora la posición ya rezagada del país en esta
materia (Consejo Privado, 2016).
En contraste con esta situación se puede evidenciar
un panorama muy diferente para Corea del Sur y los
países miembros de OCDE (Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económico), ya que a
diferencia de Colombia el sector que más investigadores
contrata es el empresarial, lo que a su vez repercute en
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el crecimiento y desarrollo en CTI, pues es el sector
empresarial es el que mueve una gran parte de la economía
de un país (Consejo Privado, 2016).
En este sentido, resulta interesante revisar la
participación de investigadores en los diferentes
sectores del país. Es alarmante ver que las empresas
colombianas tienen los índices más bajos en
contratación de investigadores para el periodo
comprendido entre 2006-2013, seguido por el
gobierno y las organizaciones sin ánimo de lucro
(Consejo Privado, 2016). El índice más alto de
contratación de investigadores lo tienen las
universidades, pues es este un indicador que deben
cumplir estas instituciones en sus procesos de
registro calificado, si bien, el alto número de
investigadores están en las universidades el resultado
de esta investigación muchas veces se queda en
procesos de divulgación y algunos casos no pasa de
los repositorios de las bibliotecas. Otro factor
preocupante en este sentido es que la universidad
en muchos de los casos no investiga en comunión
con la empresa, lo que deja por fuera de esta
investigación muchas de las problemáticas e
iniciativas empresariales que le podrían aportar al
desarrollo del país.
Por otro lado,las empresas deberían ser las que
más se deberían mostrar interesadas en invertir en
innovación, y en este sentido, las empresas de la
industria manufactura y de servicios presentan
comportamientos igual de alarmantes que los antes
mencionados para los periodos 2011-2014, pues
existe poca inversión en innovación. Según
estadísticas del DANE el 77% de las empresas de
manufactura y el 70.76% de empresas de servicios
no invierten en innovación, porcentajes
excesivamente altos. Esta situación se ve incitada
porque son los recursos propios los que
constituyen la principal fuente de financiación,