COMUNICACIÓN DE GNOSIS UNIVERSAL!
NOVIEMBRE, 2014
SALIENDO DEL ESTADO DE COMA
SALIENDO DEL
ESTADO DE COMA
Autor: H:.Moisés
Rodríguez Torres
Resp. Logia Hijos de
Borinquén Núm. 95 de los Valles de San
Sebastián
Como Masón, soy miembro de una
Logia simbólica y además pertenezco a
dos organizaciones paramasónicas o
como se les llama ahora,
organizaciones “aliadas”. En mi recorrer
por el camino que el GADU me ha
presentado en todas estas instituciones,
siempre me encuentro con el mismo
discurso; que si tenemos una merma de
miembros, que hay poca o ninguna
participación ni cooperación, que
tenemos que hacer algo, etc. Sin
embargo, los números siguen
descendiendo y poco o nada se ha
hecho para poder evitarlo.
Continuamente vemos expresiones de
hermanos que descontentos con lo que
están experimentando, expresan
su
doloroso sentir y lo hacen patente cada
vez que tienen la oportunidad. Algunos
lo hacen públicamente, otros
simplemente se lo expresan a quienes
tienen una mayor confianza. Pareciera
que se sigue repitiendo lo que en algún
momento un par de ex-miembros
llamados Jim Shaw y Tom McKenney
decidieron plasmar en su libro llamado
“The Deadly Deception” (1988).
Me parece que es muy sencillo poner el
dedo en la llaga y señalar los errores u
“horrores” que se cometen o se han
cometido en nuestra institución. Lo que
es más difícil es proponer soluciones a
dichos problemas. Es como señalar la
enfermedad de un paciente y no
administrarle tratamiento alguno para su
condición. Es por esto que he
preparado este ensayo con el propósito
de presentarles una sugerencia sobre
cómo podemos sacar la Masonería del
estado de coma en que se encuentra.
Pero para que este ambicioso método
pueda tener probabilidad de éxito hacen
faltan tres elementos; el primero,
alguien que proponga la solución; el
segundo unos líderes que deseen
implementarlo y tercero, una matrícula
que desee cooperar con la solución. El
primer elemento se los pongo a su
disposición, los otros dos dependen de
las demás piezas de este
rompecabezas. Antes de pasar a la
proposición, para motivos de
interpretación utilizaré el término
“Masonería” como uno general para
designar tanto a miembros de las
Logias simbólicas como a los miembros
de las organizaciones “aliadas”.
Objetivo número uno: Contestar la
pregunta “¿HACIA DONDE
QUEREMOS LLEVAR LA MASONERÍA
PUERTORRIQUEÑA?”.
Está pregunta es muy importante ya
que determinara la población hacia la
cual vamos a dirigir nuestros esfuerzos.
Es cierto que en Puerto Rico ha habido
una merma de población. Esto ha
ocasionado que proporcionalmente
experimentemos una merma en nuestra
matricula y en los candidatos que se
acercan a nuestras filas. Hace diez
años contábamos con casi diez mil (10,
000) masones en nuestra matricula.
Actualmente, por voz de nuestros
líderes conocemos que quedamos
escasos dos mil quinientos miembros, o
el 0.06% de una población total al día
de hoy de tres punto ocho millones (3,
800,000) de habitantes en Puerto Rico.
Con una estadística como esta, es
obvio que cualquier sistema colapsa si
no se toman medidas a tiempo.
Todos sabemos que la emigración
puertorriqueña responde a la crisis
económica que estamos pasando, entre
otros factores. Si esto es así debemos
entonces preguntarnos, ¿se ha
convertido la masonería en una
organización “elite”? Es que cuando
vemos que se pretende establecer
proyectos de recaudos vendiendo
taquillas a TRESCIENTOS DÓLARES
($300.00) por pareja en una economía
como la nuestra, no se pueda pensar de
otro modo. Habrá muchos que podrán
sufragar dicho gasto, pero para el
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