Military Review Edición Hispano-americana Noviembre-Diciembre 2013 | Page 80

(Ejército de EUA, Sgto. Tim Ortez) El General (retirado) Jack Keane, Ejército de EUA, derecha, camina por las calles junto con el Dr. Frederick Kagan, izquierda y la Dra. Kimberly Kagan, con gorra marrón, en el distrito de Al Jubaylah de Basra, Irak, 10 de julio de 2008. Los tres eran integrantes del Grupo de Planificación en Irak del Instituto de la Empresa Estadounidense, que publicó “Choosing Victory: A Plan for Success in Iraq” en enero de 2007. más básico, un programa doctoral tradicional se centra en el desarrollo de un futuro profesor o investigador —y no en una persona que empleará la educación de manera práctica. Sin embargo, a pesar del enfoque de una universidad en el ámbito académico, hay un papel práctico que los oficiales con Doctorado pueden desempeñar. Cuando las Fuerzas Armadas tenían dificultades para encontrar las respuestas en Irak y Afganistán, pidió ayuda a varios expertos reconocidos, la mayoría de los cuales contaban con un Doctorado. De manera similar, muchas de las personas que han ocupado puestos civiles de liderazgo en la Oficina del Secretario de Defensa cuentan a su haber con Doctorados. En los dos casos, los títulos eran útiles porque el trabajo de planificación y política estratégica exige la creación de nuevos conocimientos. Las destrezas requeridas para llevar a cabo la investigación de alto nivel e identificar nuevos fenómenos desconocidos son 78 precisamente las capacidades necesarias para resolver problemas complejos y desconocidos en el nivel estratégico. Una persona que cuenta a su haber con un Doctorado comprende cómo hacer una investigación detallada, desarrollar un discurso coherente y crear un nuevo léxico e idioma que resuene en otras personas para comenzar el proceso de solución de problema. En el nivel estratégico, todos los problemas son nuevos, a pesar de los aspectos que pueden ser familiares (V.gr., las insurgencias en Irak y Vietnam). Los panificadores necesitan nuevos fenómenos e identificar clara y precisamente nuevas metodologías para que otras agencias, socios multinacionales e intergubernamentales y estados mayores subordinados puedan abordar dichos problemas. A fin de ser eficaz, un planificador estratégico militar debe, idealmente, ser capaz de apoyar el debate estratégico a través del análisis y diálogo coherente con pensadores influyentes en el gobierno y fuera del mismo. Noviembre-Diciembre 2013 • Military Review