Military Review Edición Hispano-americana Noviembre-Diciembre 2013 | Page 42

priorizados y una herramienta de toma de decisiones éticas que ayuden a los líderes de todo nivel a razonar y resolver problemas éticos. Transformar la doctrina y el entrenamiento. La mayoría de los manuales de campaña sofocan la creatividad y deben ser, ya sea, descartados o acortados en gran medida. En la doctrina básica se debe declarar rotundamente que una paz duradera y favorable es la meta final del conflicto. Los aspectos humanos del conflicto (especialmente los factores morales) deben ser delineados para demostrar adecuadamente cómo estos aspectos apoyan dicha paz. En cuanto al entrenamiento, debemos concentrarnos en los resultados y no en el proceso. Por ejemplo, se podría usar Juegos de Decisión Táctica en lugar de tareas, condiciones y estándares rígidos para reforzar la colaboración y fomentar la confianza e iniciativa entre líderes.71 Algunos escenarios de entrenamiento deben obligar a los oficiales de menor jerarquía a desobedecer tareas específicas para lograr la intención de su comandante. Mejorar las evaluaciones de líderes. Los informes de rendimiento deben mostrar información de 360 grados de subalternos, compañeros y oficiales superiores. Las percepciones de los subalternos en cuanto a si sienten que reciben tutoría o micro administración y si sus líderes que promueven o socavan la colaboración y aprendizaje, deben ser evaluados de manera más estricta. . Poner la experiencia donde cuenta. La selección para el mando de compañía necesita ser mucho más riguroso, no algo que todo oficial subalterno hace para ascender en grado. Las posiciones de enseñanza en las escuelas de las Fuerzas Armadas deben ser importantes, en lugar de perjudiciales • • • para avanzar en la carrera y los estándares para llenar estos puestos —especialmente los trabajos que influencian a cadetes y suboficiales de menor jerarquía— deben ser estrictos. Hacer la educación la prioridad más alta. La meta principal de la educación del Ejército debería ser que todo líder sea profesionalmente confiable y, hasta cierto punto, moralmente autónomo. La instrucción debe estar orientada hacia el avance de las destrezas de razonamiento moral, así como una comprensión histórica y cultural de los probables teatros de despliegue. Se necesita una metodología escalonada que proporcione una instrucción más extensa para los líderes estratégicos. Sin embargo, los oficiales de menor antigüedad necesitan una instrucción ética significativa que incluya esbozos y discusiones exploratorias que vayan más allá de un simple adoctrinamiento por medio de presentaciones de PowerPoint.72 De no haber suficientes fondos, lo último que se debería cortar es la educación. Hay alternativas para desarrollar a nuestros líderes que pueden practicar el verdadero mando tipo misión y ganar la mejor paz posible. Por ejemplo, podríamos continuar haciendo lo que siempre hemos hecho, remar cont Ʉ