Military Review Edición Hispano-americana Enero-Febrero 2014 | Page 5
los primeros cuatro años, la combinación de una
estrategia centrada en lo militar, el débil liderazgo
de Karmal y el énfasis en la transformación del país
en un estado comunista, provocó el crecimiento
de una insurgencia generalizada acompañada por
una constante pérdida de hombres y pertrechos.
1985: Gorbachev y la solución militar
Después de convertirse en el líder de la URSS
en marzo de 1985, Mikhail Gorbachev informó
a los gobiernos soviéticos y afganos que tenían
un año para llevar a cabo progresos decisivos en
Afghanistan.2 Al considerar que la victoria militar
era la única solución, Gorbachov favoreció una
estrategia que destacaba una variedad de instrumentos militares. Militarmente hablando, los
soviéticos aumentaron la fuerza del 40º Ejército de
26.000 soldados a 108.000, aseguró los centros de
la población y las líneas de comunicación y, llevó
a cabo agresivas operaciones militares.3 Al utilizar
“tácticas nuevas y más agresivas, una extensión
de la guerra a las provincias orientales... y un uso
indiscriminado del poder aéreo”, el 40º Ejército y
sus camaradas afganos llevaron a cabo operaciones
del tamaño de regimiento en las provincias de
Wardak, Kunar, Herat, Kandahar y Khost.4 En
un “año sangriento de lucha”, resultaron muertos
1.868 soldados soviéticos y 1.552 heridos, así
como 3.690 afganos muertos y 8.898 heridos.5
Las operaciones militares “estuvieron a punto de
vencer a los muyahidines” pero no produjo el
progreso decisivo que exigía Gorbachov.6
La Unión Soviética aumentó el entrenamiento y
equipamiento del Ejército afgano al expandirlo a
252.900 troopas.7 La policía secreta, Khedamat-e
Etala’at-e Dawlati (KhAD), que constó de unos
26.700 agentes, arrestó e interrogó a insurgentes,
llevó a cabo operaciones de contrainsurgencia y
negoció el cese al fuego con los líderes tribales y
las milicias locales. La “institución más exitosa del
régimen”8, los despiadadamente eficientes agentes
ayudaron al gobierno a mantener el control de
la población y contrarrestar la insurgencia. Los
90.200 Policías del Ministerio del Interior eran
una fuerza “capaz y eficaz”; lucharon contra los
insurgentes, expandieron el control del gobierno y
Military Review • Enero-Febrero 2014
Arquivo RIA Novosti, imagem no 12070 / Alexandr Graschenkov / CC-BY-SA 3.0
salir del cementerio
Najibullah (a la izquierda) Secretario-general del Partido Democrático
Popular de Afganistán, condecorando un militar soviético.
custodiaron el gobierno y las instalaciones industriales en cada provincia.9 Los 146.000 soldados
del Ejército afgano estaban organizados en 21
zonas de operación, apoyaron las operaciones
soviéticas y llevaron a cabo un número limitado
de operaciones semi independientes. Poco
impresionados con el Ejército afgano, sus asesores
soviéticos criticaron su “deficiente destreza de tiro
y disciplina, débil mando y control y, descuido
del equipo.”10
Al darse cuenta de la falta de éxito de los
militares al final de la temporada de lucha,
Gorbachov acusó a Karmal de distanciar sus
políticas del comunismo y le aconsejó “ampliar
su base social. Buscar un diálogo con las tribus.
Intentar obtener apoyo del clero. Renunciar a la
economía con tendencia izquierdista. Aprender a
organizar la ayuda del sector privado”.11 Además,
la Unión Soviética usó distintas técnicas para
revitalizar las negociaciones de paz. Cuando las
conversaciones de proximidad patrocinadas por
las Naciones Unidas en Ginebra llegaron a un
callejón sin salida en agosto, las partes ya habían
resuelto muchos de los temas más polémicos. A fin
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