4 Rosas rosadas y blancas, ramas verdes, corolas frescas y frescos ramos, Alegría! Nidos en los tibios árboles, huevos en los tibios nidos, dulzura, Alegría! El beso de esa muchacha rubia, y el de esa morena, y el de esa negra, Alegría! Y el vientre de esa pequeña de quince años, y sus brazos armoniosos, Alegría! Y el aliento de la selva virgen, y el de las vírgenes hembras, y las dulces rimas de la Aurora, Alegría, Alegría, Alegría! Rubén Darío, “Aleluya”. Azul 7 Eran Romeo y Julieta en la Australia de hoy. -Escapemos – proponía él en sus encuentros furtivos -. Vayámonos a cualquier sitio. Ella, paralizada por el dilema centenario, guardaba silencio. Hasta que un día se cansó de vivir angustiada y aceptó. Se citaron en la estación de trenes de Flinders Street. Julieta se presentó con lo puesto, decidida a empezar de cero. Pero Romeo no apareció. Rubén Abella, No habría sido igual sin la lluvia