Mi primera revista ANAQUEL.22.DIC.2018.PDF | Page 73
ENCUENTRO CON NARRADORES
N
o veía a mi padre, ¿Quién era ese hombre? Yo, completamen-
te asustado, le pregunté que quién era y por qué se había me-
tido en el coche de mi padre. Él se giró hacia mí, me apuntó con una pis-
tola y me dijo: “Estas más guapo callado. Si no quieres que dispare, no
abras la boca”. Me callé sin pensarlo dos veces. Él estaba tenso, sudoro-
so, apretaba las manos al volante como si estuviese nervioso por algo.
Yo iba mirando la carretera, pensando dónde estaría mi padre, y
cómo me las podía arreglar para salir de ahí.
Un secuestro no es ninguna tontería, puede pasar cualquier cosa,
desde que te corten un dedo o una oreja. Igualmente, que pasen a cortar-
te un brazo o una pierna, y ya lo más terrible: que manden una caja de
regalo a la puerta de tu casa con tu cabeza dentro…
Mi mente no paraba de dar vueltas sobre esas cosas, cuando, de re-
pente, sonó un teléfono, y me asuste. El individuo respondió al teléfono,
y por la otra parte se escuchaba, entrecortada, una voz muy grave y mu-
chos gritos. El secuestrador no hablaba muy bien mi idioma, pero estuve
en todo momento bien atento a su conversación. Más que nada, me in-
teresaba lo que decía el secuestrador. Entre líneas, pude escuchar que la
mercancía ya estaba lista y que no íbamos a tardar mucho en llegar a
nuestro destino. No daba crédito a lo que estaba escuchando. Así que
volví a mirar al paisaje por la ventana.
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