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El trauma agudo
DÍGALO EN VOZ ALTA
Objetivo. Aprender acerca de las reacciones iniciales de un evento
traumático y cómo responder ante tales reacciones con respeto y paciencia
hacia la sobreviviente.
Entrenador. Continuaré relatando la historia. Quiero que observen cuidadosamente las reacciones
inmediatas de la Mujer Mariposa y piensen en lo que la asusta. ¿Qué perturba sus pensamientos,
sentimientos, respiración, corazón y cuerpo? ¿Cómo podemos acercarnos a ella? ¿Hay alguna
forma de acercarse a ella? ¿Tienen rasgos comunes las cosas que la asustan? ¿Hay algunas cosas
que la ayudan?
La Mujer Mariposa estaba escondiéndose detrás de algunos arbustos. Había caminado durante
días, se dio cuenta de que no tenía dónde ir y estaba completamente sola. Sintió que su soledad
se extendía como hielo a todos sus miembros. Estaba completamente inmóvil, parecía muerta. Su
vestido amarillo estaba hecho pedazos.
Cuando el personal del centro de salud fue informado de que una mujer había sido violada,
decidieron ir a buscarla. Después de buscarla por un tiempo, una ayudante vio algo moverse detrás
de un arbusto y una mujer gritó “¡Váyase!”. La ayudante se movió lentamente y se detuvo para que
la mujer pudiera verla guardando su distancia. No queriendo asustarla, se sentó en silencio, esperó
un rato y luego le dijo a la Mujer Mariposa que ella ayudaba a las mujeres en su situación. Al principio
la Mujer Mariposa simplemente gritó: “Váyase” otra vez. Su voz estaba llena de desesperación, ira
y miedo. La ayudante siguió sentada ahí, y repitió que estaba allí para ayudarla.
Después de un rato, la Mujer Mariposa empezó a escuchar a la ayudante. Podía sentir que algo
del hielo en su interior empezaba a derretirse y que era capaz de mover sus brazos y piernas.
No podía hablar, pero sintió poco a poco que la mujer quería ayudarla. Este primer sentimiento de
confianza empezó a derrumbar sus sentimientos de miedo y vergüenza.
Ella se las arregló para sentarse. Entonces se atrevió a levantar la mirada y encontrarse con los
ojos de la ayudante. Ella pudo ver que la expresión de la ayudante estaba libre de desprecio y
que sus ojos eran cálidos. Finalmente la Mujer Mariposa le dijo: “Venga”. La ayudante se acercó
lentamente y se sentó a su lado. Se quedaron sentadas en silencio durante un rato. El día se
volvió noche. En ese momento, la Mujer Mariposa sintió cuan cansada estaba, y se inclinó hacia
la ayudante quien ofreció su hombro para que ella apoyara su cabeza.
Entrenador. Nos detendremos aquí por un momento. No espero que recuerden la historia de
memoria, pero me gustaría pedirles que hagan un ejercicio.
El trauma agudo