Mediterranews (Español) AGOSTO 2016 | Page 18

Mi Tierra PENINSULAR Por: Eduardo Palacios Castro. Miembro fundador y del consejo directivo de Terra Peninsular E ntre más conozco otros lugares, más me gusta la península de Baja California. Lo más bonito de esta tierra es que cuando visitas algún lugar que está apartado de la Carretera Transpeninsular parece que eres el primero que ha estado en ese sitio, esa sensación de descubrir y redescubrir los paisajes inéditos de esta península nos fascina tanto a propios como extraños. Mi tierra se siente como una isla, pero grande, y lo es para fines políticos, culturales y económicos, pero eso es harina de otro costal. Ese aislamiento dado por la escasez de agua y su clima cálido ha dado lugar a extensos espacios naturales de montañas, valles y costas inhabitadas, muy diferente del macizo continental y simplemente porque no está abarrotado de gente. “Dios guarde un asentamiento irregular en esta zona”, decía una señora viendo el hermoso paisaje que se extiende desde la Sierra de San Francisco hasta la Laguna San Ignacio. Esa fascinación por la península nos lleva a algunos a querer mostrarla al mundo, o a querer atesorarla, o ambas cosas. En mi caso, la idea de conservar la naturaleza en esta tierra nació en 1988 a raíz de un proyecto de desarrollo turístico en el Estero de Punta Banda, cerca 16 AGOSTO 2016 de Ensenada. El proyecto planeaba dragar el estero para hacer una marina y aplanar las dunas de la barra arenosa para construir casas frente al mar. Varios investigadores del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) y de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) de Ensenada se reu