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Psicología del desarrollo humano: desde el nacimiento a la vejez desde la educación en el hogar, lo ele- mental que resulta para el niño la ad- quisición de una correcta autonomía personal. Es una forma de sentar las bases para un aprendizaje y desarrollo adaptativo, de manera que no requie- ra de los demás para cada paso sino que solo haga uso de los más capaces cuando necesite en verdad ayuda para la realización de tareas o superación de obstáculos. Los factores implicados son psi- comotor (desplazamiento y manipu- lación), intelectual (comprensión y expresión) y afectivo-social (afectos y empatía). Estos contribuyen a la conquista de la autonomía en niños de edades tempranas de modo que pue- dan seguir sin problemas su desarrollo y adquisiciones o aprendizaje general. Muy importante es el hecho de enseñar hábitos, que no son más que rutinas, conductas sistemáticas que ayudan a organizar nuestros compor- tamientos y tareas diarias, que se dan en un mismo tiempo y/o lugar. Se ca- racterizan por su automatismo, cons- tancia e identidad. Y las condiciones para su aprendizaje son la capacidad de imitación, curiosidad y admiración por el adulto. De los dos a los seis años se van a aprender la mayoría de hábitos de la vida diaria que nos van a servir a lo largo de toda la vida. Aprendemos a dormirnos solos en la habitación, a asearnos, vestirnos, comer sin ayuda, organizarnos nuestras cosas, seguir unos horarios establecidos en el ho- gar, diferenciar actividades, ayudar en casa, etc. Y eso se aprende, por lo que es tarea tanto de padres (especialmen- te) como de docentes (en la medida que la situación lo permita). 5.3. El autoconcepto 5.3.1. El autoconcepto entre los 2 y 6 años En esta etapa, el niño, tiende a des- cribirse basándose en aspectos concre- tos y observables, especialmente me- diante características referidas a su as- pecto físico (“tengo los ojos azules”), de corte global (“soy bueno”), en base a sucesos externos y arbitrarios (“soy mala porque pegué a Juan”), o de ín- dole psicológico-concreto (“me gusta jugar con mi amigo”). Se trata de un autoconcepto poco coherente, arbitra- rio y cambiante, que depende en gran medida de los educadores cercanos (familia y escuela). Desde la psicología cognitiva ac- tual, el autoconcepto se entiende tam- bién como un proceso en constante construcción, fruto de la interacción entre el sujeto y el medio, que no dic- ta mecánicamente la conducta, pero que influye en esta a través de dos procesos mediacionales: el afecto y la motivación. El autoconcepto es una estructura cognitivo-afectiva que con- tiene información personal (creencias, emociones, evaluaciones), pero a la vez juega un papel activo en el proce- samiento de la misma (atención, me- moria y utilización de la información). 85