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Psicología del desarrollo humano: desde el nacimiento a la vejez ractúan entre sí y mediatizan las relaciones del niño con el entorno: exploración o descubrimiento del entorno, apoyo a vínculos afectivos con otras personas, afiliación o in- tereses por otras personas, y miedo, recelo o rechazo del desconocido. De esta forma, la figura de apego es la base de la seguridad del niño des- de la que explorará su entorno. • 5.ª etapa (2 años). A lo largo de su segundo año el vínculo de apego se consolida gracias al desarrollo de las capacidades mentales y lingüísticas. Por otra parte, su mayor autonomía motora posibilita la ampliación del ámbito físico y social en el que in- teractúa (por ejemplo, a través del juego). En su ambiente familiar, el niño va tomando conciencia de los diversos tipos de relaciones según los miembros de la familia (por ejemplo, la intimidad de sus padres en su habitación de la que ellos no participan). 4.2. El desarrollo emocional Las expresiones de la emoción se convierten en el código vital que fa- cilita la vinculación de una persona con otra, son la ventana que permite a los que están fuera conocer el interior de la persona, y a la persona que está dentro mirar fuera. A medida que el bebé crece, ambos procesos se ponen en funcionamiento: sus emociones se tornan más fáciles de entender para los demás, y él también se va prepa- rando para entender las expresiones emocionales de los demás. Hasta cierto punto, el desarrollo emocional temprano sigue normas para cada edad relacionadas con el desarrollo físico y cognitivo. Por ejemplo, en el primer año, antes de que los niños caminen y hablen, tie- nen un espectro menor de emociones que en el segundo año, cuando la mayor movilidad coincide con más emoción. La secuencia usual del de- sarrollo emocional vendría resumida en el siguiente cuadro, donde vienen UNAS OBSERVACIONES PRÁCTICAS… • • Los celos fraternos tienen su origen en la reestructuración del sistema familiar, ante la llegada de un hermanito, lo que supone una menor atención y una mayor exigencia. Los celos, probablemente, son inevitables y han de considerarse como una protesta ante el cambio, como una alarma ante el miedo a perder disponibilidad y dedicación por parte de los padres y, por ello, son normales los sentimientos ambivalentes ante el hermanito (le quiero/no le quiero). De esta forma, algunos de los errores que suelen cometerse ante tal situación podrían ser los siguientes: - No explicar con anterioridad el próximo acontecimiento. - Sacarle de la habitación justo cuando llega el nuevo hermano. - Enviarle con otras personas el día de