Mary Psicologia-Del-Desarrollo-Humano-Del-Nacimiento-a- | Page 41

RESUMEN Por lo general, los adultos no cambian mucho en uno o dos años. Algunas veces, se dejan el pelo más largo, aumentan o disminuyen de peso, o se vuelven más maduros o razonables. Pero si nos reunimos con amigos que no hemos visto en varios años, no hay duda de que los reconoceríamos. Si, por el contrario, tuviéramos que cuidar a un recién nacido las veinticuatro horas del día durante su primer mes y luego no lo volviéramos a ver hasta un año después, es probable que no lo reconociéramos. Después de todo, ¿reconoceríamos a nuestro mejor amigo si pesara cuatro veces más, midiera 35 cm más y tuviese una espesa cabellera? Uno o dos años no es mucho tiempo si se compara con los ochenta años de promedio de vida. Sin embargo, los niños en sus primeros dos años alcanzan la mitad de su estatura adulta, desarrollan habilidades cognitivas que suelen sorprender a los investigadores, aprenden a expresar casi todas las emociones, y dos de las habilidades humanas más importantes: el lenguaje y la capacidad de amar. A lo largo de este capítulo describiremos la evolución que experimenta el bebé desde los primeros meses de vida –donde su desarrollo general bien determinado por la naturaleza–, hasta los dos años de edad cuando los niños parecen sentir la necesidad de establecer vínculos con los seres adultos, convirtiéndose así en seres sociales. 1. INTRODUCCIÓN En los primeros dos años de vida es evidente el crecimiento rápido en los tres ámbitos del desarrollo huma- no: rodar, sentarse, pararse, caminar, correr, alcanzar, tocar, agarrar, tirar, etc. Cada objeto, cada persona, cada lugar se convierte en algo por explo- rar con todos los sentidos, con cada miembro, cada órgano, mientras la ropa se queda pequeña antes de que se manche demasiado o se rompa por el uso. Nos encontramos ante el de- sarrollo psicomotor y el crecimiento físico. Para los científicos que estudian a los niños, los desarrollos invisi- bles, es decir, los equivalentes al desarrollo cognitivo, son aún más sorprendentes. Los pequeños ce- 39