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RESUMEN
Por lo general, los adultos no cambian mucho en uno o dos años.
Algunas veces, se dejan el pelo más largo, aumentan o disminuyen de
peso, o se vuelven más maduros o razonables. Pero si nos reunimos
con amigos que no hemos visto en varios años, no hay duda de que los
reconoceríamos. Si, por el contrario, tuviéramos que cuidar a un recién
nacido las veinticuatro horas del día durante su primer mes y luego
no lo volviéramos a ver hasta un año después, es probable que no lo
reconociéramos. Después de todo, ¿reconoceríamos a nuestro mejor
amigo si pesara cuatro veces más, midiera 35 cm más y tuviese una
espesa cabellera?
Uno o dos años no es mucho tiempo si se compara con los ochenta
años de promedio de vida. Sin embargo, los niños en sus primeros dos
años alcanzan la mitad de su estatura adulta, desarrollan habilidades
cognitivas que suelen sorprender a los investigadores, aprenden a
expresar casi todas las emociones, y dos de las habilidades humanas
más importantes: el lenguaje y la capacidad de amar.
A lo largo de este capítulo describiremos la evolución que
experimenta el bebé desde los primeros meses de vida –donde su
desarrollo general bien determinado por la naturaleza–, hasta los dos
años de edad cuando los niños parecen sentir la necesidad de establecer
vínculos con los seres adultos, convirtiéndose así en seres sociales.
1. INTRODUCCIÓN
En los primeros dos años de vida
es evidente el crecimiento rápido en
los tres ámbitos del desarrollo huma-
no: rodar, sentarse, pararse, caminar,
correr, alcanzar, tocar, agarrar, tirar,
etc. Cada objeto, cada persona, cada
lugar se convierte en algo por explo-
rar con todos los sentidos, con cada
miembro, cada órgano, mientras la
ropa se queda pequeña antes de que
se manche demasiado o se rompa por
el uso. Nos encontramos ante el de-
sarrollo psicomotor y el crecimiento
físico.
Para los científicos que estudian
a los niños, los desarrollos invisi-
bles, es decir, los equivalentes al
desarrollo cognitivo, son aún más
sorprendentes. Los pequeños ce-
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