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Psicología del desarrollo humano: desde el nacimiento a la vejez Por una parte, están los que piensan que es debido directamente al efecto de las prácticas educativas exigentes empleadas por los padres. Pero, por otro lado, también cabe pensar que los padres utilizan este estilo porque sus hijos muestran una mayor dispo- sición y cooperación como conse- cuencia de su mayor madurez. 5.1.2. Las nuevas estructuras familiares Las relaciones establecidas entre padres e hijos son diferentes según se trate de familias divorciadas, familias monoparentales o familias reconsti- tuidas en las que pueden convivir hi- Democráticos Autoritarios Permisivos Indiferentes / negligentes jos de anteriores relaciones, de uno o de otro cónyuge o de ambos. Estas nuevas relaciones conllevan ciertos riesgos psicológicos para el adolescente tales como el desequili- brio emocional, las manifestaciones irregulares de la conducta, las dificul- tades psicosociales y la aparición de comportamientos antisociales (Toro, 2010). La inestabilidad familiar altera el carácter manifestado por el ado- lescente hasta ese momento, lo que junto a una situación de crisis propia de la adolescencia puede ocasionar trastornos que afectan al ajuste psico- lógico y social. Estilos educativos familiares en la adolescencia Padres: hacen demandas razonables a sus hijos son exigentes y flexibles de forma equilibrada; son afectuosos, cariñosos, tolerantes y respetuosos, escuchan y expresan sus puntos de vista; fomentan la participación en la toma de decisiones. Hijos: Autoconcepto y autoestima ajustados; madurez personal, social y moral alta; persistencia en las tareas, creatividad y buen logro académico; fidelidad en los compromisos personales; buen estatus sociométrico. Padres: poco receptivos a las inquietudes de sus hijos; toman pocas decisiones en colaboración con sus hijos; suelen recurrir a procedimientos de fuerza y castigo; se muestran con frecuencia muy exigentes e injustos. Hijos: muestran bajo ajuste social; baja autoestima; poco competentes; conformistas; suelen tener buen rendimiento académico; poca participación social. Padres: suelen ser despreocupados y desinteresados; no hacen demandas ni controlan; no imponen normas básicas de convivencia; presentan escasos valores y utilizan el regalo como instrumento educativo. Hijos: suelen ser inmaduros; poca persistencia ante las tareas con bajo rendimiento académico; desobedientes y violentos; bajo autoconcepto y baja responsabilidad en las tareas familiares, escolares y sociales. Padres: no se implican en la educación de sus hijos; no manifiestan compromiso en tareas de apoyo y educación de sus hijos; tendencia a evitar inconvenientes por lo que no establecen normas; no suelen hablar de temas de interés con el joven. Hijos: baja tolerancia a la frustración; baja dedicación a las tareas y bajo rendimiento académico; escaso control emocional; bajo ajuste psicológico y tendencia a participar en actos delictivos y consumo de drogas. Tabla 8.3. Patrones comportamentales de padres e hijos en la adolescencia 253