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Psicología del desarrollo humano: desde el nacimiento a la vejez
tación social de los cambios físicos
experimentados, lo que supone que
el momento de la maduración tie-
ne una transcendencia importante
en el adolescente. Esta madurez si-
gue caminos diferentes y opuestos
en chicos y chicas. Efectivamente,
numerosas investigaciones sobre el
desarrollo evolutivo muestran que
los chicos que maduran pronto tie-
nen ventajas con respecto a las chi-
cas que también experimentan muy
pronto los cambios físicos. Cuando
estos cambios se dan de forma tar-
día parece que ocurre lo contrario;
es decir, son ellas las que tienen ma-
yores ventajas. La tabla 8.2. recoge
las consecuencias emocionales y
sociales que presentan los chicos
y chicas con pubertad temprana y
tardía. Estos efectos en el desarro-
llo adolescente según el momento
de la maduración ha sido una cons-
tante en las investigaciones empíri-
cas (Jones y Mussen, 1958; Dubas
y Petersen, 1993). Durante este pe-
riodo, una de las preocupaciones se
sitúa en la imagen que tiene el ado-
lescente sobre su propio cuerpo, es
decir, sobre la apariencia física y
sobre todo en el impacto que esta
tiene en la percepción de los igua-
les. Esto explica que tengan peor
imagen tanto las chicas que madu-
ran pronto como los chicos que lo
hacen demasiado tarde, ya que en
ambos casos ven su apariencia fí-
sica poco atractiva y piensan, ade-
más, que esta misma percepción es
la que tienen los demás, lo que les
lleva a no tener buena autoestima y
a sentirse poco queridos.
Todo lo contrario ocurre cuando
la pubertad temprana se da en los
chicos y la tardía en las chicas por-
que aparentemente se sienten más
cómodos y satisfechos, posible-
mente por una cuestión de igual-
dad, dada la mayor coincidencia de
individuos en llegar a la madurez
en estos momentos. En cualquier
caso, parece que las consecuencias
menos favorables se dan en los jó-
venes que maduran en momentos
en los que no tienen modelos de la
misma edad con los que compartir
sus experiencias y sus sentimien-
tos; en estos casos, en los que su
estatus biológico supone una mi-
noría en el grupo se ven condicio-
nados a compartir experiencias con
otros jóvenes de mayor edad para
las que parece que todavía no están
preparados, al menos desde el ám-
bito emocional.
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