Mary Psicologia-Del-Desarrollo-Humano-Del-Nacimiento-a- | Page 209
Psicología del desarrollo humano: desde el nacimiento a la vejez
a lo largo de todo el ciclo vital. Po-
demos decir que los niños están bien
socializados cuando adquieren el
conocimiento de la sociedad en que
viven, y exhiben un comportamiento
adecuado a las expectativas que esta
sociedad tiene de ellos.
Los procesos mentales de socia-
lización (reconocimiento de perso-
nas, reconocimiento e identidad de sí
mismo, etc.) son amplios y diversos,
y sin el conocimiento social no se
podrían dar los otros dos procesos.
Los procesos afectivos de socia-
lización más importantes son el ape-
go, la amistad y la empatía.
Los procesos conductuales. El
desarrollo social implica unos pro-
cesos conductuales que llevan a la
adquisición de habilidades sociales,
puesto que toda conducta social (co-
mer, vestir, charlar, etc.) está regula-
da socialmente.
Las conductas sociales se van
aprendiendo a través de la imitación,
instrucción, reforzamiento positivo,
práctica, información, etc., y el edu-
cador y la educadora deberán tener
en cuenta la importancia del contex-
to escolar en todo este proceso de so-
cialización.
3.3. Clima familiar y adaptación
escolar
El clima afectivo vivido en la
familia es una variable de gran in-
fluencia para la adaptación escolar
y para el rendimiento académico de
los alumnos. El clima afectivo lo po-
demos centrar entre la pareja y en-
tre padres e hijos. Los vínculos es-
tables, sólidos y de calidad entre los
padres permiten al niño, por un lado,
consolidar las bases de seguridad y
estabilidad personal y, por otro, ser
fuente de estimulación y apoyo que
alienta el crecimiento psicológico.
Pero cuando los padres no tienen
unos criterios educativos claros y
consecuentes, sino que oscilan de
un momento a otro o adoptan actitu-
des educativas opuestas entre ambos
cónyuges o pasan de una postura rí-
gida a otra indulgente, dan origen a
que los hijos se muestren más inse-
guros y desorganizados en el estudio
y sus esfuerzos escolares suelen ser
bastante inconsistentes.
Según sean las actitudes de las
madres y de los padres hacia los estu-
dios de sus hijos, hacia la vida escolar
y al saber que la escuela les enseña,
así serán los estímulos, motivacio-
nes, intereses y ayudas materiales y
ambientales del hogar. A medida que
tanto madres y padres poseen más
alta estima por la cultura, tienen tam-
bién más elevadas expectativas esco-
lares para sus hijos, mayores ayudas,
estímulos, apoyos y proyectos que
influirán poderosamente en el rendi-
miento escolar, encontrándose, pues,
una continuidad y cohesión entre el
ambiente, trabajo y objetivos de la
familia y la escuela. La colaboración
entre ambas instituciones educativas
se facilita y gana eficacia.
207