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Psicología del desarrollo humano: desde el nacimiento a la vejez a lo largo de todo el ciclo vital. Po- demos decir que los niños están bien socializados cuando adquieren el conocimiento de la sociedad en que viven, y exhiben un comportamiento adecuado a las expectativas que esta sociedad tiene de ellos. Los procesos mentales de socia- lización (reconocimiento de perso- nas, reconocimiento e identidad de sí mismo, etc.) son amplios y diversos, y sin el conocimiento social no se podrían dar los otros dos procesos. Los procesos afectivos de socia- lización más importantes son el ape- go, la amistad y la empatía. Los procesos conductuales. El desarrollo social implica unos pro- cesos conductuales que llevan a la adquisición de habilidades sociales, puesto que toda conducta social (co- mer, vestir, charlar, etc.) está regula- da socialmente. Las conductas sociales se van aprendiendo a través de la imitación, instrucción, reforzamiento positivo, práctica, información, etc., y el edu- cador y la educadora deberán tener en cuenta la importancia del contex- to escolar en todo este proceso de so- cialización. 3.3. Clima familiar y adaptación escolar El clima afectivo vivido en la familia es una variable de gran in- fluencia para la adaptación escolar y para el rendimiento académico de los alumnos. El clima afectivo lo po- demos centrar entre la pareja y en- tre padres e hijos. Los vínculos es- tables, sólidos y de calidad entre los padres permiten al niño, por un lado, consolidar las bases de seguridad y estabilidad personal y, por otro, ser fuente de estimulación y apoyo que alienta el crecimiento psicológico. Pero cuando los padres no tienen unos criterios educativos claros y consecuentes, sino que oscilan de un momento a otro o adoptan actitu- des educativas opuestas entre ambos cónyuges o pasan de una postura rí- gida a otra indulgente, dan origen a que los hijos se muestren más inse- guros y desorganizados en el estudio y sus esfuerzos escolares suelen ser bastante inconsistentes. Según sean las actitudes de las madres y de los padres hacia los estu- dios de sus hijos, hacia la vida escolar y al saber que la escuela les enseña, así serán los estímulos, motivacio- nes, intereses y ayudas materiales y ambientales del hogar. A medida que tanto madres y padres poseen más alta estima por la cultura, tienen tam- bién más elevadas expectativas esco- lares para sus hijos, mayores ayudas, estímulos, apoyos y proyectos que influirán poderosamente en el rendi- miento escolar, encontrándose, pues, una continuidad y cohesión entre el ambiente, trabajo y objetivos de la familia y la escuela. La colaboración entre ambas instituciones educativas se facilita y gana eficacia. 207