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Relaciones sociales, familia, escuela y compañeros 2. LAS RELACIONES INTERPERSONALES Y LA EVOLUCIÓN DEL INDIVIDUO El bebé desde que nace se muestra atraído por estímulos de origen social (López, 1990), lo que le facilitará el comienzo de las primeras relaciones con las personas más próximas a él. El proceso de socialización, mediante el cual los niños adquieren los valores, normas, costumbres, roles, conoci- mientos y conductas que la sociedad le transmite y le exige es un proceso interactivo. Este proceso implica as- pectos cognitivos, la adquisición de determinadas conductas y el estable- cimiento de vínculos afectivos. Desde ya hace muchos años, la psicología y, especialmente la psicolo- gía evolutiva, disponen de un amplio cuerpo de conocimientos respecto a la importancia de los primeros años de vida de las personas, de los cambios que en estos años se producen y de su dirección hacia formas cada vez más complejas y equilibradas de represen- tarse el mundo y actuar. Tal y como afirma Bronfenbrenner (1987) los cambios que se observan durante los primeros años no se pueden entender al margen de los aprendizajes y de las relaciones que en esta época se reali- zan y se establecen en el contexto de la familia como también en la escuela infantil, la escuela y otros contextos. En primer lugar, en cuanto a los aspectos cognitivos, se ha señalado que el conocimiento social es produc- 198 to de las relaciones sociales que el in- dividuo mantiene a lo largo de su vida. Dentro de este conocimiento social se incluye la adquisición por parte del su- jeto de una comprensión de sí mismo y de las personas con que se relaciona como seres capaces de sentir, pensar y planificar, una comprensión de las relaciones que vinculan a las personas y una representación de los sistemas e instituciones sociales de la cultura en la que vive. Con respecto a los vínculos afec- tivos que el bebé establece con las personas encargadas de su cuidado, generalmente los padres, estos víncu- los se producen tempranamente y ten- drán una importante repercusión en el posterior desarrollo del niño. Según Bowlby (1969) y Ainsworth (1979), la formación de estos vínculos es favore- cida por la tendencia biológica que el bebé presenta desde su nacimiento por desarrollar un comportamiento que facilite la proximidad con sus padres. A partir de esto y con los cuidados constantes se va desarrollando entre el niño y su cuidador el apego (vínculo afectivo caracterizado por determina- das conductas como la proximidad). Si bien la familia constituye en un primer momento el entorno de desa- rrollo más inmediato para el niño, la escuela se convierte pronto en un im- portante contexto de socialización. La incorporación a la escuela va a suponer para él o ella una ampliación importante de su esfera de relaciones. Con los adultos y los iguales de la es-