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Desarrollo de la personalidad de los 6 años hasta la adolescencia
las distintas características por las que
se distingue una persona de otra, aun-
que en ocasiones tampoco se corres-
ponderían con aquello que constituye
la “verdadera personalidad”.
La psicología cognitiva concibe la
psyche como un “aparato uniforme de
elaboración de la información” y para
poder alimentar ese sistema uniforme,
este desarrolla distintas estrategias y
programas.
Otras posturas parten de una hete-
rogeneidad funcional de diversos siste-
mas psíquicos que interactúan entre sí.
Según esta propuesta teórica, las dife-
rencias individuales se producen aten-
diendo a las características en cuanto a
la relación o coalición de los distintos
sistemas, siendo estos considerados
como sistemas interdependientes. Los
niños disponen de distintos sistemas
de elaboración que pueden activar para
conseguir sus metas. De este modo, la
personalidad queda determinada no
solo por los sistemas que posee el su-
jeto sino por la interacción “caracterís-
tica” de sus sistemas psíquicos.
Se puede entender la personalidad
de un niño por lo relativo a su tempe-
ramento, a su estabilidad/inestabilidad
emocional, al conjunto diferenciado de
sus propiedades psíquicas (p. ej. estilo
de elaboración de la información) a lo
cognitivo frente a emocional, y por su
estilo propio de autopresentación, au-
tocontrol o autorrealización.
Si bien existen diversas estructuras
para clasificar los rasgos de persona-
lidad infantil, actualmente el modelo
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de los cinco grandes ha sido destacado
entre otros por su alta aceptación en
la comunidad científica. Este modelo
mantiene la existencia de cinco facto-
res de personalidad de orden superior
(amabilidad, responsabilidad, neuroti-
cismo, extraversión y apertura) en los
que el sujeto puede situarse en un pun-
to dentro de un continuo de dos polos
opuestos. En este sentido, los niños
pueden manifestar amabilidad (entre
los polos de agresividad y hostilidad
vs. prosociabilidad y buen comporta-
miento social), responsabilidad (entre
los polos de cuidado, orden y discipli-
na vs. desorden y desorganización),
neuroticismo (entre los polos de ansie-
dad, temor preocupación e inseguridad
vs. seguridad y estabilidad emocional),
extraversión (entre los polos de socia-
bilidad y comunicación vs. timidez e
inhibición) y apertura (entre los polos
de búsqueda de nuevos ambientes y
estilos de trabajo vs. convencionalis-
mo).
A pesar de que estos factores fue-
ron alcanzados en población adulta,
recientes estudios realizados con niños
de primaria y secundaria han revelado
factores similares al menos en los cua-
tro primeros rasgos, siendo el factor
apertura a la experiencia bastante ines-
table hasta la adultez.
Las emociones de un niño pueden
llegar a condicionar el resto de siste-
mas, siendo el “arco iris” de la perso-
nalidad. Las emociones vividas por los
sujetos marcan los resultados de las
vivencias y valoran las pretensiones e