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Psicología del desarrollo humano: desde el nacimiento a la vejez 3.3.3. Efecto de la memoria sobre los conocimientos El recordar un conocimiento al- macenado en nuestra memoria no es simplemente la recuperación de infor- mación almacenada durante el pasado, consiste en la elaboración, la recons- trucción de ese conocimiento, y en esta recuperación entran en juego el recuer- do y el olvido. Nuestra memoria apli- ca estrategias sobre los conocimientos adquiridos y las experiencias vividas como parte del proceso cognitivo de la información. Ejemplos de estas es- trategias son la omisión selectiva u olvido de contenidos que nuestra me- moria percibe como poco significati- vos; el autoengaño, que se encarga de negar hechos ocurridos que perjudican al individuo a través de recuperar re- cuerdos donde se omiten los aspectos negativos, o la manipulación de las asociaciones exagerando u omitiendo las conexiones causales, etc. El grado en el que una persona re- cuerda un hecho puede depender de su grado de motivación en el momento en el que este ocurre. Hechos agradables relacionados con metas positivas para el individuo se recuerdan mejor que acontecimientos que provocaron an- siedad o estrés. Freud llamó represión a la tendencia a no recordar sucesos que provocan ansiedad, no se elimi- nan, solo se reprimen hacia el incons- ciente de nuestra memoria. También se ha constatado que res- pecto a una percepción original se re- cuerda mejor y se recupera con mayor facilidad los sucesos excepcionales que los sucesos triviales, por lo que sería más sencillo recordar un número entre diez letras que un número entre diez números. Las últimas investigaciones nos muestran efectos curiosos de la memo- ria sobre los conocimientos, como es el descubrimiento de Vladimir Sloutsky y Fisher (2008) que, a partir de sus investigaciones, afirman que la clasi- ficación que hacemos de los conoci- mientos en la memoria, conforme más desarrollada está, puede conducirnos a errores en la memorización de la infor- mación y recuperación. Esto lo justifi- can a partir de un estudio comparativo realizado con individuos de entre 5 y 11 años y adultos, mediante el cual confirma que los niños son capaces de recordar mejor los detalles de una ima- gen, mientras que los adultos categori- zan mejor el contenido de la imagen y recuerdan peor las características par- ticulares de la información que recor- dar. El experimento en el que basó esta afirmación consistió en enseñar a un grupo de alumnos, compuesto por me- nores de entre 5 a 7 años y estudiantes universitarios, la imagen de un gato y se les informa de que este gato padece una enfermedad. Poco después, de en- tre treinta imágenes de animales de di- ferentes especies, se les exigió a unos y a otros reconocer al gato enfermo. Todos los adultos reconocieron al gato como el animal por el que eran interro- gados. En la siguiente prueba, la ima- gen del gato se incluye en un conjunto 121