MagLes Revista Lésbica MagLes 10 | El Punto G | December 2013 | Page 39

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con eso mi lengua, mis labios,
hasta la última gota que cae
por la comisura de mi labio. Me
da un último beso. Yo casi no
me puedo mover, me he tenido
que apoyar en el sillón que hay
detrás de mí. Espera a que me
recupere, me mira:
    -¿Juegas ?
    -¿A qué?
    -A un juego que te gustará,
pero que tendrás que tener mucha confianza en mí. Mírame,
nunca te haría daño...
    -Lo sé.
     Es lo único qué atisbo a decir. Otro escalofrio me recorre
todo el cuerpo. Para mí es algo
prohibido y a  la vez excitante.
Mi «Yo» racional me dice: «que
no, que no me vaya». Y mi «Yo»
sensual me dice: «que sí», porque recuerdo una frase de una
actriz que dice que «las niñas
buenas van al cielo, pero las
malas a todas partes». Quiero ir
a todas partes, me cansé de ser
buena...

Voy a desvestirte.
¿Me dejas?
    -Juego.
    -Sé que te ha costado mucho
y sólo espero no decepcionarte.
    -Sé que no.
    -Cierra los ojos.
    Los cierro. Ella se acerca a
mí y despacio, muy despacio
estira de mi cuello el pañuelo y
no puedo evitar pensar en lo q
me dijo: «no lo pierdas, lo vas a
necesitar».
Oigo como la seda pasa por sus
manos y se pone detrás de mí y
me anuda el pañuelo. Después
de tapar mis ojos, se acerca al
oído susurrándome.
    -¿Te aprieta?
    -¿Debería?
    -No, sólo quiero que seas
sincera. ¿Ve ́