Yo y
tus manos
Por Silvia Dingo
Hoy voy a hablar con tus manos. De tú a tú. Directamente. Hoy voy a hablar con tus
manos a solas. Sin testigos. En secreto. Tus manos y yo. Yo y tus manos. Y el silencio. Y
la ternura de una caricia suave… dolor… tan suave…
Les guiñaré el ojo, las seduciré con palabras
bonitas, con sonrisas sinceras, y cuando vea que
están a punto de caer, las rozaré torpe, disimulando
los deseos e intenciones de mi piel, y las invitaré a
participar en una charla confiada entre cómplices, una
charla confiada entre amigos que se rozan, pero no se
tocan.
Empezaremos con temas triviales: el tiempo, los
estudios, el trabajo, la familia, el fin de semana…
y, poco a poco, a medida que me vaya ganando su
confianza, empezaré a hablarles de ti, y empezaré a
hablarles de mí. Les hablaré, en definitiva, de lo que
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MagLes #14 | julio / agosto 2014
podría ser y de lo que, cosas de la vida o de la muerte,
no es.
Quiero convencerlas. Necesito convencerlas de
todo lo que siento. Quiero que vean que es verdad, que
no miento, joder, que nunca miento. Me desnudaré
ante ellas y les mostraré mi mundo; ése que defiendo,
ése que dejo entrever, pero con cautela, no sea que a
alguien le dé por disparar. Mi mundo o el tuyo en mí,
llámalo como quieras.
Y les voy a hablar de tu belleza, porque ellas
no ven y, aunque se lo imaginan cuando, cansada,
apoyas sobre ellas tu cara o cuando, tristes, secan