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Tengo que reconocer que mi habitual lugar de entrenamiento en Santiago y que no me significa gran logística de movimientos es el cerro San Cristóbal. Llego pedaleando y me voy igual.

Con gran sorpresa he podido observar la gran cantidad de gente que los fines de semana se anima a realizar alguna actividad física o recreativa, personal o familiar. En ese sentido y asumiendo que el clima mejora es normal encontrar mis rutas de entrenamiento un poco más pobladas que de costumbre. Esto podría evaluarse desde distintos puntos de vista. Uno de ellos es el negativo: un montón de gente no me deja pedalear. El positivo pensaría: que buena forma de compartir con más gente y que bueno que haya tanta gente motivada. Finalmente el ciclista diría: es hora de migrar el lugar de entrenamiento.

Entonces ahora llegó el momento de decidir qué tipo de actividades vienen en el calendario de competencias y qué tipos de pedaleo voy a desarrollar. Ahora el punto es qué hacer. Tengo para entrenar el cerro, los senderos, el barro, la carretera, las cuestas, el ascenso pero aparece la duda: qué bicicleta usaré ¿montaña o ruta? A estas preguntas yo le encontré una respuesta inmediata. Se mejora el clima y puedo comenzar a debutar en la bicicleta de ruta camino a Farellones o Valle Nevado. El camino lo conozco, ya lo he hecho unas cien veces, pero jamás en bicicleta de ruta y en este tiempo aún hace un poco de frío cordillerano.

Cambio de caminos Vidas al aire libre

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