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El compromiso de las personas se puede lograr mediante una o más sesiones de workshop, que incluya desde sesiones de catarsis a sesiones de establecimiento de compromisos.

Pero luego se necesita coraje y decisión para hacer bien lo que debe hacerse bien, para abandonar lo que ya no sirve y para emprender derroteros nuevos. Hacer bien lo que debe hacerse bien se denomina excelencia operacional. Abandonar lo que ya no sirve es asumir las pérdidas de todo cambio. Y emprender derroteros nuevos es, ni más ni menos, la innovación.

En símbolos:

Idea = f(objetivo entusiasmante, disposición a ser actor, disposición a trabajar en equipo, coraje)

A esta altura sabemos lo que hay que hacer, las personas están preparadas y dispuestas y sabemos dónde colocar las fichas de la excelencia operacional, qué prácticas y paradigmas debemos abandonar y en qué tenemos que innovar.

Muchas empresas se detienen aquí y suponen que la ejecución se logrará por encanto, lo que es un error. Una ejecución exitosa requiere definir claramente los roles y responsabilidades. Tal vez esto requiera reagrupar las cartas del naipe, redefiniendo los cargos clave para hacerlos consistentes con los nuevos desafíos. Las nuevas responsabilidades necesitan estar acompañadas de la correspondiente autoridad, para que los recursos y las capacidades sean provistos en tiempo y forma.

Tenemos un plan, a las personas dispuestas y hemos asignado responsabilidades claras. Todo esto es necesario pero no suficiente. Necesitamos alinear los objetivos, las métricas y los incentivos. Si, por ejemplo, necesito mejorar el retorno sobre el capital invertido, necesito indicadores tales como el EVA (Economic Value Added). Y las personas necesitan saber cómo su trabajo aporta al EVA y qué ganarán si lo hacen bien y qué dejarán de ganar si lo hacen mal.

Finalmente, se necesita rigurosidad y disciplina para hacer lo que dijimos que íbamos a hacer, para corregir lo que haya que corregir y para aplicar acelerador o freno cuando sea necesario hacerlo. Rigurosidad para focalizarnos. Disciplina para hacer seguimiento. Rigurosidad para medir el avance. Disciplina para comunicar, comunicar y comunicar, como si la vida se nos fuera en ello.

En símbolos:

Acción = f(roles y responsabilidades, alineamiento, disciplina)

Pero falta aún algo esencial: El liderazgo. Un mal liderazgo puede anular el plan más excelso y la ejecución más brillante. Y un buen liderazgo puede mejorar un plan mediocre y lograr una ejecución eficiente.

Y no es lineal. Por eso en nuestra fórmula el liderazgo aparece en el exponente. No es casualidad: el liderazgo es el exponente del éxito.

En símbolos:

Éxito = (Idea x Acción)^L

L= Liderazgo

Ahora sólo falta poner a funcionar la ecuación. No es cosa de suerte. Como alguien dijo una vez, “soy un firme creyente en la suerte: mientras más trabajo más suerte tengo”. Mucho éxito.

Por MBA. Rodolfo Torres- Rabello

Éxito = (Idea x Acción)^L

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