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El 24 de febrero de 2011, Rupert Murdoch, el conocido empresario de los medios, estaba de paso en Palo Alto, California, y cenó con Jobs y su familia (quien en ese momento desconocía que era el cumpleaños número 56 del cofundador de Apple). Además de discutir el rol de las empresas, y sus huellas y legados culturales en la sociedad, uno de los temas centrales esa noche fue la educación. De acuerdo con Murdoch, Jobs fue un tanto pesimista y, a diferencia de él, no creía que la tecnología podría modificar al sistema educativo. Sin embargo, ambos estuvieron de acuerdo en que el negocio de los libros y de los manuales de texto en papel sería sacudido por los formatos digitales y por los ebooks. Es más, estos serían el siguiente objetivo para Jobs:

la necesidad de

clases

personalizadas frente a las lecciones anticuadas

“(…) Jobs tenía su mirada puesta en los libros escolares como el próximo negocio a transformar. Él creía que era una industria de 8 mil millones de dólares anuales lista para la destrucción digital. Estaba asombrado por el hecho de que muchas escuelas, por razones de seguridad, no tenían casilleros, entonces los niños debían cargar sus mochilas pesadas. “El iPad resolvería eso,” dijo. Su idea era contratar a los mejores escritores de libros de texto para crear versiones digitales y hacerlas una característica del iPad. Adicionalmente, llevó adelante reuniones con las grandes editoriales, como Pearson Education, con la idea de asociarse. “El proceso por el cual los estados certifican los libros de texto es corrupto,” dijo Jobs. “Pero si podemos hacerlos gratuitos y presentarlos en el iPad, entonces no tendrían que ser certificados. La decadente economía durará por lo menos una década y nosotros podemos darle una oportunidad de evitar todo el proceso y ahorrar dinero”.

Imágenes: TheChangeBlog, TheNextWeb y The Guardian