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Pero el auto-control no es suficiente, y se requiere firmeza en el actuar de las instituciones, y credibilidad en su comportamiento. Sería relevante que los Tribunales Supremos en que militan los involucrados en estos hechos, investiguen también, y con rigor den resoluciones justas cuando corresponda aplicar sanciones, aunque se trate de militantes que tengan el carácter de Senadores, Diputados, o ex parlamentarios. También es importante que se mejoren las Instituciones, y evitar situaciones como la actual acusación que pende sobre el Director del Servicio de Impuestos Internos, de abstenerse a ejercer la acción penal por delitos tributarios tratándose de situaciones que involucren a militantes de partidos afines a quién le nombró en su función.

Por lo demás, requerimos que el Congreso Nacional recupere prestigio, y que la Cámara de Diputados y en particular el Senado, sean vistos como la Instituciones donde se forjan los grandes acuerdos que Chile necesita de cara al futuro. No es razonable que una Comisión Presidencial integrada por académicos de elite, centralizados, asuma una responsabilidad que debiera estar en el ámbito de debate que correspondería a una Comisión Parlamentaria, donde entre otros, estos mismos académicos tuvieran la opción de ser escuchados.

No debemos pensar que el exceso de normas resuelve los problemas de una sociedad, y que todo se resuelve con nuevas leyes, pues al 20 de marzo de 2015 en Chile vamos en la ley Nº 20.820, (Crea el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género). Muchas veces, más que crear nuevas normas, debemos ser firmes en aplicar bien las existentes, y así ocurre con la Ley de Responsabilidad Penal de Personas Jurídicas, por Cohecho y Lavado de Activos, la cual si se desarrollasen buenos sistemas de cumplimiento (compliance) en las empresas, muchos ilícitos serían debidamente prevenidos. Ahora…serán los Tribunales quienes deberán aplicar las sanciones que estas normas conllevan por el actuar de sus representantes.

Chile, que ha podido superar el reencuentro de guerras civiles; superar grandes desplomes económicos, y desastres naturales, tiene en sus personas el fundamento para reestructurar las confianzas y devolver dignidad sobre el uso de los recursos públicos y sus instituciones, tal como ha ocurrido en el pasado con la creación de la Contraloría General, el Banco Central, el Ministerio Público o el Tribunal Constitucional. Necesitamos restablecer la FE PÚBLICA, EL VALOR DE LA PALABRA, y LA RESPONSABILIDAD EMPRESARIAL Y DE LOS POLITICOS CON NUESTRA SOCIEDAD. Una buena noticia: PODEMOS.

Por Daniel Guevara C.

MORAL HAZARD