Los grandes líderes crean un sentido de abundancia (significado, propósito, esperanza, placer) que involucra a las personas y ofrece valor a los stakeholders. Hay líderes responsables de la elaboración de grandes estrategias, estructuras y procesos, pero que pasan por alto el corazón y el alma, que hacen de las organizaciones lugares con una razón de ser donde trabajar.
Las preguntas a las cuales se enfrentan tanto los líderes como los seguidores conectan con la búsqueda del porqué del trabajo –la búsqueda de una justificación y un propósito–. Encontrarlo infunde un sentido de finalidad.
En la vida, el sentido está menos vinculado a pertenencias y más a vínculos emocionales. Hay un sentido del propósito donde el uso de habilidades está más destinado a responder a las necesidades de los demás. En las organizaciones, el sentido y la abundancia tratan más sobre aquello que hacemos con lo que disponemos, que sobre lo que tenemos para empezar, o con lo que acumulamos; se trata más de encontrar los recursos para gestionar los retos que de tener recursos ilimitados que nos hagan el trabajo fácil.
Los líderes son responsables de la generación de sentido: marcan la dirección hacia la cual otros aspiran; ayudan a los demás a participar en la realización de un buen trabajo y la consecución de buenos objetivos; comunican ideas e invierten en prácticas que determinan cómo piensan, actúan y sienten las personas.
Al transformarse las organizaciones en una parte creciente del sentido de identidad de los individuos, los líderes desempeñan un papel cada vez mayor, ayudando a las personas a dar sentido a su vida.
Por: Dave y Wendy Ulrich
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