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En la comedia de las equivocaciones de Shakespeare, en que dos grandes ciudades de la antigüedad estaban en pugna de intereses (Efeso y Siracusa), existía la regla que cualquier comerciante de una de ellas, que recalara en las costas de la otra, o fuera descubierto contrariando la prohibición de origen, era condenado a morir a menos que pagara una fuerte suma en compensación de su vida.

La comedia trata de un rico comerciante de Siracusa que viajaba por el mediterráneo con su señora, dos hijos gemelos, y dos sirvientes también gemelos. Se produce un naufragio y trágicamente son separados por una parte el padre, por otra uno de los hijos y su sirviente, y finalmente su cónyuge con el otro hijo y el sirviente gemelos.

Todos tratan de buscarse mutuamente, durante muchos años, pero no se logran encontrar. La tragedia se agudiza, pues el comerciante de Siracusa llega a la ciudad enemiga de Efeso, buscando a sus hijos, y es condenado a morir a menos que reuniese la fuerte suma de dinero que le pide el gobernante (de Efeso), como salvataje por su vida, para lo cual le entregan menos de 24 horas.

No se imagina el padre, que con el paso de los años, uno de sus hijos se ha convertido en rico comerciante de la ciudad que ahora pretende condenarlo, y que ha mantenido a su sirviente gemelo como leal trabajador suyo. Sin embargo, los hijos no han llegado a reencontrase aún, lo que ocurrirá durante la obra teatral, pero sin advertir la esposa de uno de ellos, que su marido no es su marido, sino el gemelo de éste, y que el sirviente no es tal….

Gran comedia de los errores; el público se ríe durante la presentación de la obra, y mientras nos reímos aprendemos que los errores cuestan caro, cuando falta la comunicación que permite saber quién es quién. Eso podría pasarnos también en la relación entre empresa, comunidades y Gobierno, si no se diagnostican y resuelven adecuadamente sus conflictos.

Si queremos ejercer una responsabilidad social en el actuar de una empresa privada que por su tamaño incide sustantivamente en la vida de una comunidad local, es necesario comprender que las variables financieras que siguen siendo exigidas por los accionistas, se deben evaluar en el marco del impacto social del proyecto, la distribución de beneficios en el territorio donde se emplaza la iniciativa, e incorporar la evaluación ambiental que internalice los impactos mitigando los efectos, y aplicando una regla de alto estándar, y no de interpretación sobre “mínimos”.

También es necesario precisar quién es quién en el “mapa de decisiones”, para que no confundamos por su parecido a un grupo con otro, y pensemos que una solución parcial, es garantía de respaldo y certeza. Esto viene por ejemplo, a regularse con la Consulta Indígena del Convenio 169 para proyectos.

Evitar los errores de apreciación, y ejercer oportunamente la responsabilidad social, puede significar la sustantiva diferencia entre un proyecto exitoso y otro fracasado. Debemos evitar una costosa “comedia de las equivocaciones”, que nos permita “rescatar oportunamente al padre”.

¿cOMEDIA DE LOS ERRORES?

Ejerzamos la responsabilidad social a tiempo.

Daniel Guevara, es Licenciado en Ciencias Jurídicas, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. MBA Universidad de Chile. PhD Universidad de Lérida Postgrado Investment Apprasial, Queen´s University, Canada. Diplomado en Derechos Mineros Universidad de Antofagasta.