[ CULTURETA ]
La periodista y activista catalana Esther Vivas,
conocida por su implicación en diferentes
movimientos sociales de corte anticapitalista,
acaba de publicar en la editorial Capitán Swing
Mamá desobediente (también en catalán,
Mama desobedient -Ara Llibres-)
E
P O R A D R I Á N C O R D E L L AT
n Mamá desobediente Esther Vivas reivindi-
ca la necesidad de repensar la maternidad
desde una óptica feminista para liberarla
del yugo del patriarcado. Un estigma, el pa-
triarcal, que ha provocado no pocas tensio-
nes entre parte del feminismo y la maternidad, sobre
todo entre las corrientes más neoliberales. En su en-
sayo, Vivas aboga por romper con el uso del ejerci-
cio materno “como instrumento
de control de las mujeres”, pero
también con esa concepción
neoliberal que da la espalda a
la maternidad. “Una maternidad
desobediente hoy pasa también
por plantear una alternativa a esa
maternidad neoliberal en la que
la crianza prácticamente se su-
pedita al empleo y al mercado”,
afirma. Porque querer ejercer la
maternidad, como explica la pe-
riodista catalana, no implica ne-
cesariamente un acto individual y
de puertas de casa hacia dentro,
sino que se trata de politizar la
práctica materna “desde la lógica feminista que afir-
ma que lo personal es político”.
Esther Vivas: Totalmente de acuerdo. Vivir la mater-
nidad hoy en día sin imposiciones implica romper con
una serie de maternidades impuestas y establecidas.
Por un lado, existe una maternidad patriarcal que a lo
largo de la historia ha identificado los conceptos de
madre y mujer, que ha menospreciado y relegado a
los márgenes el trabajo de cuidados y la crianza. Otra
maternidad implica romper con este uso del ejerci-
cio materno como instrumento
de control de las madres. Y, por
otro lado, una maternidad des-
obediente hoy también implica
plantear una alternativa a esa
maternidad neoliberal en la que
la crianza prácticamente se su-
pedita al empleo y al mercado.
“Existe una
relación tensa
entre una parte
significativa de
los feminismos y
la maternidad”
Adrián Cordellat: Hace un tiempo entrevistaba en
El País a la feminista británica Jacqueline Rose a
propósito de Madres: un ensayo sobre la crueldad
y el amor (Siruela) y me decía que para ser madre
hoy en día se debe ser “un poco revolucionaria y/o
anarquista”. Añadía, además, que le gustaría que
la maternidad fuera reconocida “como una forma
de sabotaje a la hipocresía del mundo”. Creo que
es una reflexión que casa muy bien con Mamá des-
obediente, ¿no?
AC: Esta última reflexión me
viene como anillo al dedo para
la siguiente pregunta. No sé si
ser madre y feminista, como
escribes, es “un destino inelu-
dible”, pero lo cierto es que el
movimiento feminista ha dejado
tradicionalmente de lado esa vertiente de la mujer.
¿Por qué crees que se ha visto históricamente rele-
gado ese concepto de madre-mujer de los ideales y
reivindicaciones feministas?
EV: La maternidad carga con el estigma del patriar-
cado. Ante esta realidad el feminismo de los años
’60 y ’70 se rebeló contra esa imposición, pero ese
alzamiento también implicó al final en determinados
ámbitos una negación de la maternidad. Se cayó en
un discurso antirreproductivo y no se abordaron las
contradicciones que implicaba el ejercicio materno.
De ahí esta relación tensa y mal resuelta de una parte
significativa del feminismo con la maternidad. Claro
ABRIL 2019 •
mama
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