[ SALUD ]
país? “Un padre interpreta más
fácilmente que no está haciendo
algo bien –“no estoy dando de
comer suficiente a mi hijo”- en el
caso de que su hijo esté delgado
que en el caso de que presente
un peso medio”, argumentan los
pediatras, que no obstante pun-
tualizan que un percentil 97 de
peso no implica per se que el niño
tenga sobrepeso u obesidad, ya
que el peso hay que referenciarlo
a la talla. “Si un niño es percentil
97 de peso pero también de talla,
no hay más problema, se trata de
un niño alto y proporcionado, que
no gordo, respecto a los de su
edad. Por el contrario, un niño en
el percentil 97 de peso pero en un
percentil 3 de talla está despro-
porcionado ya que su peso para
la talla es mayor de lo que debe-
ría y seguramente sí que presente
sobrepeso”, ejemplifican.
Lo que debería preocuparnos:
el fallo de medro
Como suelen apuntar los pedia-
tras, lo importante no es que un
niño esté de forma habitual en
un percentil bajo, sino su evo-
lución constante. “Ahí es donde
el pediatra debe hilar fino para
diferenciar al niño que crece en
percentiles bajos pero de forma
adecuada de aquel que lo que
presenta es un fallo de medro y
ha dejado de crecer. Este último
es el que hay que vigilar de cer-
ca para evaluar si ha sido algo
transitorio o realmente supone un
problema”, afirman Elena Blanco
y Gonzalo Oñoro.
El fallo de medro es un concep-
to que deriva del verbo medrar
“Un padre
interpreta más
fácilmente
que no está
haciendo algo
bien en el
caso de que
su hijo esté
delgado que
en el caso de
que presente
un peso
medio”
“Un niño
que no medra
es aquel que
no gana peso
suficiente
para mantener
el percentil
por el que
engordaba
anteriormente”
(crecer). “Un niño que no medra
es aquel que no gana peso sufi-
ciente para mantener el percentil
por el que engordaba anterior-
mente; si esta situación se man-
tiene en el tiempo dejará también
de crecer en altura”, explican los
pediatras, que ejemplifican la si-
tuación de una forma muy grá-
fica: “un fallo de medro se daría
en aquel niño que a lo largo de
varios meses vemos como pasa
de un percentil 80, a un percentil
60, luego a un 40… Es decir que
baja de percentil sin que sea ne-
cesario que llegue a un percentil
muy bajo. Esto sí que preocupa a
los pediatras porque hay muchas
enfermedades que podrían justifi-
car esta situación, así que cuando
esto ocurre el pediatra debe eva-
luar qué y cuánto está comiendo
el niño y, en muchas ocasiones,
solicitar una serie de pruebas
para alcanzar un diagnóstico y
actuar en consecuencia”.
Por eso, Blanco y Oñoro apun-
ta que es “importante” que los
padres no asocien percentil bajo
a fallo de medro, porque son dos
aspectos que “no tienen nada
que ver”. Así que preocuparnos
sólo cuando el pediatra nos lo
diga y no porque nuestro hijo
esté en un percentil bajo. Y en
ello también tienen un trabajo
relevante los pediatras: “No tie-
ne sentido que desde nuestra
posición trasmitamos preocupa-
ción si realmente no la hay y mu-
cho menos pedir a esos padres
que sean ellos los que vigilen el
crecimiento de sus hijos. Para
eso ya estamos nosotros, los pe-
diatras”. ■
ENERO 2019 •
mama
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