Madresfera Magazine 19 - Enero 2019 | Page 60

[ SANA-MENTE ] una determinada nota no van a poder cumplir su sueño. En nues- tra época no existía el 14 en la selectividad, por ejemplo. Desde pequeño enseñamos a los niños que esto es un sistema competiti- vo tremendamente brutal. Hemos entrado en una debacle social ab- soluta en la que el burnout se ha convertido en un problema social síntoma de una sociedad enfer- ma. Y es que al final no triunfan los mejores, sino que selecciona- mos solo a los más duros, a los más resistentes a la presión. Y bueno, si queremos formar mari- nes, genial, pero si no… Y el pro- blema es que mientras sigamos pensando en sistemas competiti- vos, en informes PISA, esto no va a cambiar”, reflexiona el docente. “Lo que resulta lamentable es que el burnout se ocasione en contextos en principio benévolos para el niño: el educativo y el deportivo” …y “quemados” en el deporte Explica el experto que cuando aparecieron los primeros plan- teamientos de burnout en depor- tistas, muchos autores hablaban ya de la similitud existente entre la presión laboral de un adulto y la presión que soporta un niño de 8-10 años que compite ya a nive- les casi profesionales. “Ese nivel de presión, si ya a un adulto le cuesta soportarlo, imagínate a un crío”, reflexiona. Según De los Fayos, las esta- dísticas de burnout en el ámbi- to deportivo son similares a las generales, aunque reconoce que la variabilidad es alta, como su- cede en el caso de los colegios, dependiendo del tipo de entidad deportiva. “En entidades don- de exigen un determinado nivel 60 • mama • ENERO 2019 competitivo las estadísticas pue- den dispararse hasta el 12-14%, mientras que en los clubes donde predomina el aprendizaje los da- tos a veces son hasta desprecia- bles, porque hablamos de cifras del 2-3%”, apunta. “Sí es obvio que si ha de apa- recer burnout en jóvenes esto sólo puede ocurrir en ambientes conceptualizados como com- petitivos, en los que se prime la superación sobre el otro y no la propia superación, en la que el encuadre existente sea la re- compensa por el éxito y el cas- tigo por el fracaso, donde éxito se asimile a aprobación social y fracaso a marginación, en los que el proceso conducente a la mejo- ra sólo sea importante si al final espera la victoria, en los que las reglas imperantes sean adultas sin posible adaptación a niños y adolescentes: en definitiva, don- de perfección sea el fin a tender y los medios para conseguirlo ili- mitados”, escribe el profesor de la Universidad de Murcia en su artículo. En ese sentido, De los Fayos matiza que no es contrario a la existencia de competición y de notas, pero no considera sano para los niños que éstas se con- viertan “en una verdadera selec- ción natural”. Sobre todo porque eso tiene consecuencias. Menos que en el caso de la depresión, eso sí, pese a las similitudes entre ambos. “Cuando tienes una depresión la puedes superar, pero siempre queda un algo que vas arrastran- do. Con el burnout, como está muy identificado lo que te que- ma, al retirar ese motivo o cam- biar de espacio se soluciona”. Sin embargo, no siempre los ni- ños pueden escapar del burnout que sufren porque a veces son sus propios padres (por su pre- sión, por su ritmo de vida, por su intransigencia a la hora de permi- tir cambiar de colegio o de club deportivo) los que provocan ese burnout. “En ese sentido sí que podemos encontrar a chavales que con el tiempo arrastran trau- mas a nivel de inseguridades y de baja autoestima y que prefieren esconderse en zonas de confort, sin poder sacar partido de todo su talento, para no sufrir dema- siado”, concluye. ■