[ UN VISTAZO FUERA ]
limitadas y sin miles de tiendas bajo la casa,
pero al final aprendí a apreciar los aspectos
positivos de una ciudad hecha más a escala
humana y, sobre todo, de niño. Pero lo que
todavía extraño mucho es el calor de los
romanos. Es cierto que a veces es un poco
demasiado intrusivo, pero siempre saben
cómo hacerte sentir como en casa.
P: Creo que lo que peor has llevado ha sido
el clima de Rovigo, ¿no?
R: ¡Muy cierto! El frío se siente aquí realmen-
te, pero sobre todo lo molesto es la niebla
que vuelve el cielo gris y provoca que no
tengas ganas de salir. ¿Será esta razón, por
la que a menudo me quedo en casa, la que
puso en marcha la idea de pasar tiempo es-
cribiendo un blog? (risas)
“Mi blog es un lugar
donde la maternidad
se vive como un
juego y no como
una obligación
y una fatiga”
P: Te criaste en Roma con
tus abuelas, con las que
por el trabajo de tus padres
dices que pasabas casi las
24 horas del día. Los abue-
los marcan de alguna forma
nuestras vidas y suelen apa-
recer cuando miramos atrás
con las gafas de la nostalgia
puestas, ¿verdad?
R: Realmente mis dos abue-
las han tenido roles fundamentales en mi vida gra-
cias a su diversidad. Una fue más sencilla y práctica
y me enseñó el valor del trabajo y la familia. La otra,
artista y soñadora, ha alimentado mi lado creativo y
poco convencional.
P: Hay un post que me ha gustado mucho en el
que hablas de la importancia de vivir el presen-
te, de saborearlo. ¿Cuesta vivir el presente en un
mundo como el actual, en el que parece que siem-
pre hay algo por hacer?
R: A veces parece no solo difícil, sino imposible. La
sociedad nos impulsa a mantenernos siempre ocu-
pados con algo, nos convence de que si no estamos
luchando, entonces es que no estamos haciendo lo
correcto, porque la vida debe ser un trabajo duro y
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mama
• ENERO 2019
un sufrimiento, y solo de esta
manera podemos demostrar
que merecemos lo que tene-
mos. Por eso nos sentimos
obligados a hacer siempre
algo y los momentos de rela-
jación y diversión se experi-
mentan como una falla. Para
poder disfrutar del presente
de nuevo necesitamos cambiarnos, rebelarnos y deci-
dir que nuestro objetivo es ser felices, ¡aquí y ahora!
P: ¿Crees que la maternidad, los hijos, nos reconci-
lian con ese presente?
R: Si y no. Los niños nos obligan a reducir la veloci-
dad para ir a su ritmo, pero a veces no nos detenemos
a saborear realmente los momentos que pasamos
con ellos, porque nuestra mente está proyectada en
otra parte. O peor, vivimos esos momentos como una
“pérdida de tiempo”. En realidad es todo lo contrario
y, afortunadamente, muchas madres se dan cuenta de
ello: todo lo demás es una pérdida de tiempo que nos
distrae de las cosas importantes (los niños, nosotros
mismos...). Una vez que tomamos consciencia de esto
aprendemos a restablecer las prioridades para poder